En altares de lirios y penumbras,
la luz de una vela tiembla y rezuma,
Viernes de Dolores, la tierra se encumbra,
pero hoy mi alma en silencio naufraga y se arrumba.
Eras el aroma de la albahaca fresca,
el consuelo que el tiempo no apresa.
2023 te llevó en su premura,
y hoy tu ausencia es mi noche oscura.
Siento tu mano en el viento ligera,
tu voz en el canto de la enredadera.
Me abrazas en sombras de la tarde caída,
y en cada plegaria, renace tu vida.
Hoy el dolobre pesa más que el cielo,
las campanas doblan sin consuelo.
Busco tu risa en el rocío del alba,
y solo me abraza la nostalgia que cala.
Pero en el murmullo del agua serena,
en la semilla que la tierra ordena,
sé que tu amor, como raíz profunda,
eterna florece... aunque el mundo se hunda.
Madre, no es adiós, es hasta siempre,
en cada latido, en la savia que siente.
Viernes de Dolores... tu luz me acompaña,
en el alma llevo tu eterna guirnalda.
la luz de una vela tiembla y rezuma,
Viernes de Dolores, la tierra se encumbra,
pero hoy mi alma en silencio naufraga y se arrumba.
Eras el aroma de la albahaca fresca,
el consuelo que el tiempo no apresa.
2023 te llevó en su premura,
y hoy tu ausencia es mi noche oscura.
Siento tu mano en el viento ligera,
tu voz en el canto de la enredadera.
Me abrazas en sombras de la tarde caída,
y en cada plegaria, renace tu vida.
Hoy el dolobre pesa más que el cielo,
las campanas doblan sin consuelo.
Busco tu risa en el rocío del alba,
y solo me abraza la nostalgia que cala.
Pero en el murmullo del agua serena,
en la semilla que la tierra ordena,
sé que tu amor, como raíz profunda,
eterna florece... aunque el mundo se hunda.
Madre, no es adiós, es hasta siempre,
en cada latido, en la savia que siente.
Viernes de Dolores... tu luz me acompaña,
en el alma llevo tu eterna guirnalda.
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