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miércoles, 2 de noviembre de 2022

Mercado negro




 

2° Capítulo

La Dra. Martínez y la Dra. Salvatierra tenían mucho que comentar sobre como proceder a continuación, pues que los captores de ésta se hubieran llevado los tubos de ensayo y vendiendo en el mercado negro, la solución de este diluida era la conclusión que veían ellas más probable y ése sitio donde buscar primero y pusieron a la policía al tanto.

La policía se puso inmediatamente en movimiento, y aviso al cuerpo y un grupo de la policía especial, infiltrada, se puso en camino, no querían allí a ningún policía inexperto de uniforme y menos llegando con coches y sus sirenas llamando la atención, era desde luego lo menos recomendable.
Así que un grupo especial que estaba infiltrado en el mercado negro, fue avisado y ellos son los que tantearian el terreno.

  Sr. Petrov.  ¡Cuanto bueno por aquí!,- dígame en qué puedo ayudarle,  dijo el joven Ivanov.


— Estoy buscando algo especial, diferente, tengo un grupo de refugiados, que acaban de llegar de Ucrania y las mujeres, más que los hombres, y los pobres niños, ya le digo los tengo muy afectados y antes que se vayan y se dispersen por las diferentes provincias de España, quiero proporcionarles algún medicamento para aliviarles la ansiedad.

 —¡Vaya! ¡Pero que me dice! Justo acaba de entrar algo así, pero lo tenemos retenido a espera que nuestro experto en química de el visto bueno de su salida al mercado, pues es una sustancia nueva y delicada, no sabemos los efectos secundarios que puedan tener, Justo lo queríamos probar con un grupo que se ofrezca, digamos, de prueba, a nivel de ensayo clínico.

— ¡Vaya! ¡No me diga! Justo mi grupo se ofrecería, sería perfecto, para ese ensayo clínico, sin dudarlo.

   Sólo que tiene que esperar unos días, para darle salida al mercado, ya que está en fase experimental. Lo consulto con mis superiores y le digo. Si viene en dos o tres días... No le haremos esperar mucho.


  Si, por favor, se lo ruego, esta gente ya lo ha pasado muy mal, ya sabe.... La guerra, la separación de las familias, todo lo que dejan atrás, destruido. Y ellos mismos, están abatidos.


  Entiendo, por supuesto, la situación, venga, cómo le indicado, y se podrá llevar el material.


  Bien, gracias, muy amable.


Petrov no daba crédito, era el policía infiltrado, le había parecido demasiado fácil, pero sin el material, no tenía nada. Tendría que esperar. ¡Maldita sea!.

martes, 1 de noviembre de 2022

Química al servicio de la psiquiatría


 1°Capítulo 

Confundida se asomó por el precipicio, no entendía nada, ¿Cómo había llegado hasta allí? Enseguida se dio cuenta de todo. Se acordó. Estaba maniatada y no sabía cómo liberarse, solo sabía que sus captores habían huido dejándola allí.
¿Cómo se liberaría? Y se dio cuenta también que tenía una herida en el vientre, y que el cuchillo estaba allí delante de ella y no lo dudó, lo cogió con la boca y la dirigió a sus manos para liberarlas y una vez fuera éstas de sus ligaduras se presionó cómo pudo el vientre, debía cortar la hemorragia. Sentía que se ahogaba, sentía que iba perdiendo fuerzas a medida que se metía los puños en el vientre y chilló y chilló...
¡Ayuda! ¡Ayuda!

Pasaron unos muchachos y la vieron de repente y la socorrieron. Uno sin dudarlo se quitó su camiseta de algodón y la introdujo en su vientre y el otro con su cinturón lo apretó, llamaron a una ambulancia por el móvil y enseguida vino y se la llevaron al hospital. No daba crédito, se había salvado.

En el hospital, la policía la interrogó y ella se presentó como Olga, una química reputada, en el campo de la psiquiatría que estaba investigando un componente para mejorar, un medicamento que aliviara, la ansiedad, la depresión, pero lo más importante, quería que el paciente, no notara efectos adversos en cuanto a que estuviera despierto, atento, no perdiera la concentración, no notara somnolencia, ni que le anularan el entendimiento y sus capacidades de decidir.
Se acordaba como con flash de lo ocurrido, pero no podía encajar todas las piezas. 
Estaba en su laboratorio... y uno de sus captores se abalanzó sobre ella y la derribó, otro, la maniató y entre los dos la introdujeron en un coche y ya no se acuerda de nada, hasta que despertó en el precipicio.

Los captores le habían robado su investigación, los tubos de ensayo que tenía de muestra, todavía faltaba mucho para acabar la investigación, pero era un material delicado y en mano de ellos peligroso, solo que le añadieran otra sustancia perniciosa y vendieran a drogadictos en dosis que ellos no sabían medir la proporción, sería peligroso pues todavía estaba por ver, los efectos secundarios.


Todo lo iba procesando la policía a media que lo contaba Olga y se pusieron manos a la obra, para apresar a los captores, pero el que se tratara de una reputada química y hubieran robado en el laboratorio representaba un problema extra, que sólo podrían solventar llamando a la Dra. Martínez la química que colaboraba a veces con la policía.

Beatriz Martínez, la química de la policía, admiraba a Olga Salvatierra y se saludaron en el hospital, todavía ésta convaleciente, como colegas y hablaron entre ellas, de componentes químicos, con términos que nadie entendía, sólo ellas, y la Dra. Martínez se puso al día...