Mis alas son frágiles,
pequeñas, casi invisibles,
el viento me empuja
y a veces me hace caer.
Pero late dentro mío
un rugido escondido,
el corazón de un león
que no sabe de miedo.
El cuerpo es ligero,
tembloroso, cansado,
pero el alma es feroz,
incansable, indomable.
No es la fuerza del músculo
la que escribe mi historia,
sino el fuego que guardo
en las alas rotas.
Porque el colibrí vuela
aunque el cielo sea pesado,
y el león que llevo dentro
no se rinde al cansancio.
Así, con plumas débiles
y un corazón de batalla,
cruzo esta tormenta
con esperanza en el alma.
Y si el cuerpo flaquea,
si las alas se quiebran,
el rugido persiste...
y la lucha no termina.
pequeñas, casi invisibles,
el viento me empuja
y a veces me hace caer.
Pero late dentro mío
un rugido escondido,
el corazón de un león
que no sabe de miedo.
El cuerpo es ligero,
tembloroso, cansado,
pero el alma es feroz,
incansable, indomable.
No es la fuerza del músculo
la que escribe mi historia,
sino el fuego que guardo
en las alas rotas.
Porque el colibrí vuela
aunque el cielo sea pesado,
y el león que llevo dentro
no se rinde al cansancio.
Así, con plumas débiles
y un corazón de batalla,
cruzo esta tormenta
con esperanza en el alma.
Y si el cuerpo flaquea,
si las alas se quiebran,
el rugido persiste...
y la lucha no termina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario