La Familia "R" en el Desierto

Ya os he contado peripecias de la familia "R" y cómo conocieron a Pepillo y Nico en el Circo y cómo Pepillo se quedó sólo.

 Cuando "u" ya estaba más crecido y pudieron embarcarse con él a países más lejanos, siguieron viajando con el Circo. Hoy os voy a contar la vez que tomaron un barco para luego subidos en un gran Jeep cruzar el desierto y pararse en un Oasis e ir por los poblados llevando su espectáculo.
El caso es que una O.N.G se puso en contacto con ellos y le propusieron colaborar llevando el Circo a los niños del desierto y les encantó la idea. Su Circo era moderno, no usaba animales en sus espectáculos, y hacían bonitos juegos malabares subidos sobre pelotas; al Trapecio; el alambre y su maravilloso espectáculo con la marioneta Pipo; los divertidos Payasos; y los bonitos números en una barra en equilibrio con pañuelos y sus particulares números de cuentos pedagógicos.
El caso es que "u" y su familia nunca habían estado en el desierto, aunque habían viajado por España y Europa y poder conocer la vida del desierto, fue una aventura alucinante.
Llegaron exhaustos, hacía mucho calor y muertos de sed, se les había acabado el agua y llegar al Oasis fue un alivio para todos; tras apagar su sed y sin perder tiempo se pusieron a extender lonas y afianzar bien cada tramo del Circo.
El poblado estaba lleno de niños y adultos que se concentraban alrededor de las instalaciones,  era reconfortante verles como querían ayudar y hacían las pequeñas labores que se les indicaba, todo porque eran hospitalarios y se ofrecían serviles a ello y siempre con la sonrisa puesta. Allí no importaba el color, edad, ni que no supieran desarrollar alguna tarea, ellos se ofrecían y se las ingeniaban para hacer lo que se les decía, daba gusto verlos.
Cuando estuvieron listas las instalaciones enseguida se pusieron a ensayar los números de acrobacia, y los asombrados vecinos del lugar les rodeaban y aplaudían. Tras acabar el ensayo descansaron un poco y enseguida los vecinos se apresuraron en ofrecerles alimentos, les ofrecían sus casas para comer y descansar y también se ofrecían como guías para visitar y explicarles el lugar. Llegó la noche y se sentaron alrededor de una hoguera, las noches eran frescas y se ponían a danzar y contarles sus cuentos y leyendas. "u" que ya entendía e iba detrás de los niños jugando, quería también participar de los bailes y cuentos, también atendía y aplaudía.
A la mañana siguiente les ofrecieron un Jeep para una excursión, a un Oasis vecino, también querían invitarles a la función de la tarde en el Circo y allí que se dirigieron, perseguidos por la legión de niños que correteaban detrás del Jeep. Los del otro Oasis estaban sobre aviso y les encantó recibir su visita y les acompañaron de vuelta aceptando la invitación después de enseñarles sus casas. Aquellos poblados eran muy bonitos aunque muy primitivos, allí vivían una vida muy sencilla y con pocas comodidades,  teniendo que recoger el agua de un pozo y sin luz eléctrica. La O.N.G. pese a que iba a resultarle caro les había proporcionado generadores de gasoil para que pudiesen hacer su función, a fin de cuentas iban a estar solo unas semanas.
Y llegó el momento, todos hicieron sus números de acrobacia y malabares; los payasos revolucionaron a los niños, se acercaban a ellos, y éstos entre risas querían tocarles su gran nariz roja. Acto seguido llegó  el gran momento del alambre y Pepillo se lució con la silla y la marioneta Pipo contando cuentos con las letras, que les encantó y recibió un gran aplauso por parte de todos. Durante la función algunos gritaron, otros se tapaban la cara, porque no querían ver caer a Pepillo aunque él estaba seguro en su alambre y demostraba ser muy valiente; su actuación resultó un éxito y los vecinos del lugar le brindaron una gran ovación.
La función duró un par de semanas, por la mañana recorrían el desierto en el Jeep anunciando su espectáculo. El calor hacía que fuese un viaje en ocasiones duro, y en alguna ocasión perdieron alguna rueda por el camino reclamando público pero por la tarde llegaba el momento de volver a mostrar su gran función.
El tiempo se escapaba de sus manos y al final llegó el momento de la partida. Todos en la O.N.G. les felicitaron por la gran labor desarrollada. Mientras otros cooperantes hacían distintas labores, tanto de mantenimiento, como de equipación. Allí no se paraba, unos iban a sacar agua del pozo. También había una escuela para enseñarles cómo hacer su vida más cómoda. Llegaban grandes camiones con comida y la repartían entre todos; había un almacén, donde la guardaban y de allí se abastecían aunque en ocasiones también hacían grandes trayectos a pie o en camello para llegar a todos. Se turnaban en las distintas actividades, pero esos días ninguno quiso perderse la función.
El desierto era muy interesante y comprendieron la importancia de su labor.

No había un momento de distracción para los niños y los que no eran tan niños, porque allí se trabajaba mucho, hasta los más pequeños y de ellos "u" aprendió mucho. Así que al final llegó el día en que “u” salió en el número que primero salía su hermana "a1" que la sacaban volando desde el público, le encantó participar del espectáculo y se apenó cuando llegó el momento de partir.

Ahora les quedaba recoger todo y el gran viaje de vuelta, que les había resultado algo engorroso, esperaban no tener ningún incidente, ni con las ruedas del Jeep, ni con los documentos, ni a la hora de embarcar, porque siempre pasaba lo mismo, que les miraban raro, y los controles les resultaban molestos, pero con la publicidad, gracias a los periódicos se iban haciendo un nombre y la gente se extrañaba menos de su presencia. Ya se les iba queriendo y era un espectáculo por donde pasaban. Por fin eran conocidos. Y su vida era cada vez más llevadera, habían encontrado un hogar, el Circo y Pepillo eran su familia y ya nunca se separaron.