miércoles, 17 de julio de 2019

El Camino




La mañana soleada del 5 de junio del año 2019, miró por la ventana y se dijo a sí mismo, ya está bien, me apetece caminar. Vivía en Galicia y estaba jubilado por una enfermedad mental a consecuencia de haber tomado drogas siendo más joven, pero Carlos Pozuelo solo tenía 40 años y muchas cosas que decir y hacer. Era muy inteligente y vivía en su particular mundo de fantasía, que sabía convertir en una afición escribiendo cómics para un periódico. Le costaba salir de casa y tenía poca vida social; era independiente, pero muy protector de su familia, tenía una hermana y sobrinos que le querían y le gustaban lo que hacía, aunque su hermana tenía que poner orden porque le gustaba acumular cosas, sobre todo los libros de fantasía. Era algo impulsivo y ese 5 de junio se propuso salir, quería prepararse para hacer el camino de Santiago, su sueño, lo hacía todos los días. Caminar le encantaba, las otras salidas eran contadas, para entregar su tira del cómic al periódico, hacer la compra y poco más.
Ese 5 de junio fue el primero. Durante un mes enteró siguió la misma rutina.  Su sueño era hacer un día el Camino de Santiago. Su hermana lo sabía y lo animaba, le decía que el pasado había quedado atrás, que tenía que proponerse cumplir sus sueños, dentro de los límites de su enfermedad, que el camino de Santiago, podía realizarlo en trayectos cortos y descansar en los albergues y se ofreció a prepararlos juntos y a que participaran sus sobrinos también, seguro que les gustaría acompañarlo, irían todos, ella, su marido y sus hijos Juan, Isabel y Catalina. Eso animó a Carlos. Sofía su hermana, era 3 años mayor que él y en el fondo es quien la cuidaba. Sus padres estaban muy mayores y comía con ellos los domingos; su relación con ellos era difícil, pese a su edad tenían carácter y discutían por naderías y eso le ponía nervioso y le consumía su poca energía de por sí ya frágil. A pesar de eso, él era lo primero para ellos y se querían todos mucho, aunque les era difícil asumir la enfermedad de Carlos, sus padres eran indulgentes con él. También le animaron a hacer el camino de Santiago.
Así que, dicho y hecho, se prepararon el Camino, las rutas, los albergues de paso, todo con un mapa. Los niños estaban felices, eran jóvenes en sus vacaciones de secundaria y eso animó también a Carlos, en el fondo era muy familiar.
Un mes después iniciaron ruta, lo harían desde León. Un tramo no tan extenso como el del Vasco-Francés que pensaron primero, querían hacer un camino realista y sin mucho riesgo, no sabían muy bien que les podía pasar, cualquier cosa al fin y al cabo, pero todos harían piña entorno a Carlos y lo protegerían; y así llegó ese 5 de Julio, una mañana espléndida, los pronósticos eran buenos, pero la dualidad de su personalidad no se lo hacía fácil. Lo tenía ahí, un pie dentro y otro fuera, qué pasaría con su casa, con sus tiras de cómics, había hablado con el periódico y le habían animado a escribir sobre el viaje, como lo veía él, desde su punto de vista y eso es lo que haría.

–¿Vamos Carlos? ¿Preparado? —Le dijo Sofía que le había ayudado con su mochila; él la quería llenar de libros y de papel, libretas para sus apuntes sobre los cómics, pero su hermana supo mediar y lidiar con esa inicial gana de acumular y él también se convenció.
Le costaba, le costaba pero salió por fin de casa e iniciaron ruta y se sintió animado al caminar rodeado de su familia que lo arropaba y paso a paso se veía libre, libre de lo que había sido su vida, un cumulo de adversidades y errores, él no se sentía enfermo, él lo veía como una serie de equivocaciones del pasado, sin que él hubiera podido remediarlo, como si él fuera un mero espectador de la película de su vida; así se sentía, como un mero espectador, sin poder poner solución a nada de lo que le pasaba, se dejaba llevar por esa película. Pero ahora se sentía coparticipe, sentía que caminando podía cambiar el trascurso de esa película y se sentía bien con esta faceta de caminante, como si cada paso le diera alas, sí, eso era exactamente lo que sentía, que tenía alas y que podría llegar al final del camino.
Este camino era el inicio de los muchos que iba a hacer en su vida. En este viaje se propuso por fin cambiar su vida, lidiar poco a poco con su enfermedad, dar poco a poco pasos para verse mejor. Este camino le estaba sirviendo para reflexionar, como había vivido y como se había visto desde fuera y que tenía que cambiar la perspectiva, el prisma desde que la veía y que era el actor principal, debía verla desde dentro.
Y con estos pensamientos caminó junto a su familia, respiró y se sintió por fin en paz consigo mismo en mucho tiempo.

2 comentarios:

  1. Ohhh!! Qué historia más fascinante!! . El camino de Santiago hace milagros...yo fui a Santiago, no hice el camino propiamente dicho pero lo vi y llegué hasta dónde está el santo y desde luego que fue toda una experiencia...🕯️🙏🕯️🙏🕯️🙏🫂🫂💝💝💝💞💕❤️😘😘😘🌹💐🌺🥀🌷🪷🌸💮🏵️🌿🌱🌾🍀☘️🌲🌳🌴🥰🥰😍

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    1. Gracias por comentar en este pequeño rincón de mi alma 🚶🏻‍♀️🌊🧜‍♀️🦆🧚‍♀️💝🍧🥰☘🦋⛲🤗🌺🌹😘😘

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