jueves, 31 de agosto de 2017

La Familia "R" en Praga

A nuestra familia “R” ya la conocéis, así que sin más, os contaré uno de sus viajes, esta vez a Praga. 
“a1” estaba emocionada tenían unos días de descanso y aprovechando que el Circo estaba en Praga iban hacer un recorrido turístico por la ciudad. El padre la letra "L" conducía un Ford Ka color verde esmeralda, un coche que le había dado muchas alegrías, le encantaba su forma y diseño, tan pequeñito y manejable, en aquella época el Circo había contratado a otras familias de letras hasta formar el alfabeto, aunque ellos eran la preferida de Pepillo, quien iba superando la perdida de Nico su inseparable compañero hasta entonces, aunque le añoraba. Del anterior viaje a Praga le afloraban muchos recuerdos de tantas aventuras. Pepillo junto a su marioneta Pipo se consolaba, descubrió que con ésta y la familia "R" formaban un gran equipo. Eran amigos, comían a veces juntos, les pedía opinión en las reuniones de trabajo para sus números de trapecio, para que fueran más pedagógicos para los niños.
El caso es que en su visita a Praga, pasaron por el puente Carlos, un puente de arco precioso, que atraviesa el río Moldavia de la Cuidad vieja a la Ciudad Pequeña; para ir a contemplar el Reloj Astronómico de Praga que les encantaba porque era el reloj medieval más famoso del mundo. Iban caminando cuando en su deambular por las calles estrechas repletas de antiguos comercios vieron en una tienda un gran juego de copas de cristal de Bohemia, material muy famoso de la República Checa, pero estaba fuera de sus posibilidades. Estaban admirando su belleza y fragilidad cuando se les ocurrió un nuevo número para el alambre: iban a hacer juegos malabares con tres, cuatro o hasta cinco copas.

Emocionados por su idea continuaron paseando en su día libre por Praga. En un callejón cerca de la plaza del Reloj Astronómico  encontraron a una niña que parecía pérdida y le preguntaron su nombre; ésta a lo primero se asustó y luego se alegró de reconocerlos del circo y les confirmó que sí, que estaba pérdida. Entonces la cogieron de la mano y siguieron su paseo, preguntando aquí y allá por su mamá, La niña tenía cinco años y se llamaba Laura, La familia "R" se puso muy contenta, pues las letras que componían su familia, formaban la palabra Laura y se presentaron. El papá "L" la mamá "R" la hermana mayor "a1", la de en medio "a2" y el pequeño la "u" y Laura se puso a saltar y reír de contento, se calmó y siguieron andando admirando la cuidad para ir a parar delante del reloj y admirar el grandioso espectáculo de las horas que se representaba en aquel reloj que congregaba ante él a gentes de todo el mundo y es que:

Las cuatro figuras que flanquean el reloj son cuatro alegorías. De izquierda a derecha son:
-La Vanidad representada por un hombre que sostiene un espejo.
-La Avaricia representada por un comerciante judío con su bolsa.
-La Muerte representada por un esqueleto con un reloj de arena.
-La Lujuria representada por un príncipe turco con su mandolina.
Cada hora entre las 9 de la mañana y las 9 de la noche las figuras se ponen en movimiento. El vanidoso se mira en el espejo, el avariento mueve su bolsa, el esqueleto blande su guadaña y tira de una cuerda, el lujurioso mueve la cabeza para mostrar que acecha siempre. Todas las figuras mueven sus cabezas negativamente, excepto la de la Muerte, simbolizando que ella tiene siempre la última palabra. Además, las dos ventanas se abren y empieza "El Paseo de los apóstoles". Los doce apóstoles desfilan lentamente asomándose a la ventana precedidos por San Pedro, gracias a un mecanismo circular en el interior sobre el que están ubicados seis a cada lado.
En la ventana izquierda aparece San Pablo con una espada y un libro, sus atributos característicos; le sigue Santo Tomás con un arpón, San Judas Tadeo con un libro en su mano izquierda, San Simón mostrando una sierra (es el patrón de los leñadores), San Bartolomé con un libro y San Bernabé con un papiro.
En la ventana derecha aparece San Pedro con una llave, pues guarda las llaves del cielo. Le siguen San Mateo con un hacha pues es el patrón de constructores, carpinteros y herreros, San Juan, San Andrés con una cruz y Santiago.
Y cuando las ventanas se cierran un gallo añadido en 1882 aletea y canta, después suenan las campanas en formato de 24 horas.

Les encantó el espectáculo y cómo se lo explicaron. La niña seguía de la mano de "R", la mamá y seguían preguntando por sus papás. Ya cuando no creían que los iban a encontrar aparecieron y felices la abrazaron con amor y desesperación por la preocupación. Agradecidos a ésta familia tan peculiar, asombrándose de ellos al principio no dudaron en invitarlos a cenar.
Ya en casa, Laura les contó a sus padres la coincidencia de que la familia "R" la compusieran las mismas letras que formaban su nombre; los padres seguían asombrados por tan peculiar familia y cenaron mientras escuchaban a “a1” contarles la historia de cómo se unieron al Circo y cómo conocieron a Pepillo y Nico, los trapecistas; y como al faltar Nico, Pepillo siguió haciendo números en el alambre solo con la marioneta Pipo y, desde hacía un tiempo ellos también eran trapecistas y cómo alternaban los números con contar cuentos con la marioneta Pipo y cómo los niños salían encantados. Al acabar la cena, antes  de despedirse para corresponder a aquella suculenta cena, la familia "R" invitaron a Laura y a sus padres a que viesen su próximo número al día siguiente. Invitación que éstos aceptaron poniéndose Laura a dar saltos de contenta. Era tarde y ya le tocaba acostarse y se despidió de todos, pero su madre sabía que de la emoción a la pequeña le costaría dormirse.
Esos días en Praga estaban siendo espaciales, sabían lo que le estaba costando superar la falta de Nico, acoplarse al nuevo número a Pepillo y por su amigo querían animarle y sacar ese día un número especial al trapecio y en el guiñol de marionetas.
Y llegó el día e hicieron el espectáculo de cómo se conocieron. “a1” estaba en el público con su madre "R" Y el padre "L" con gran precisión porque lo habían ensayado muy bien,  cogió a "a1" por los aires, boca abajo en el trapecio y lo elevó junto a él y fue todo un éxito y Laura que lo estaba viendo en primera fila al lado de ellos se admiró, aplaudió y rió de la emoción; luego salió Pepillo en el alambre y aplaudieron también, primero se quedaron con la boca abierta, porque se puso sobre un pie en equilibrio y saltó  y se puso con el otro pie sujetando en la mano el palo que le ayudaba a guardar el equilibrio y fue de un extremo al otro andando por el alambre y completó su número.
Laura estaba muy contenta y aplaudió todo el tiempo. No se le iba la sonrisa de la cara, y al acabar fue con sus padres al camerino;  vio todo los espejos y productos de maquillaje y le encantó que le pintaran la cara de payaso y le regalaron una nariz roja de auténtico payaso, que le entusiasmó y guardó como un recuerdo vivo de una niñez que jamás olvidaría.

Seguirán las aventuras de la familia "R" quién sabe dónde la próxima vez.


miércoles, 30 de agosto de 2017

Pepillo y la marioneta equilibrista

Mayo 2009

Érase una vez un circo, donde vivía nuestro protagonista, Pepillo. Él era
muy feliz subido a su alambre y en el circo había encontrado su auténtica
familia que lo aceptaba como era, sin exigirle más que lo que se exigía él a
sí mismo todos los días.
Viajaban de ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo, capitales de provincia,
estaban en cada feria aquí y allá. Pepillo desde su alambre lo veía todo con
ilusión. Había aceptado su vida tal como se la habían dado, le había
costado mucho tiempo comprender que esa era su vida y también la
pérdida de su compañero de alambre. Ahora se conducía solo en él. No
admitía que nadie le sustituyera.
Pepillo no podía bajarse del alambre, había nacido en él, lo sentía cosido a
sus pies, siempre moviéndose hacia adelante, hacia atrás, a la derecha, a la
izquierda, manteniendo el equilibrio todo el tiempo. Desde que su
compañero le faltó se sentía muy sólo a veces, casi siempre, casi todos los
días ya que había sido su gran apoyo y consuelo, con él se había divertido y
vivido innumerables aventuras por todo el mundo. El alambre, era su
hándicap y su orgullo a la vez, porque en él también se sentía más fuerte a
su vez. Comía, dormía y vivía en el alambre. Pepillo comprendía los
sacrificios que hacían por él, y los esfuerzos al saludarle y sonreírle, pero
sentía que nadie podría sustituirlo.
Un día llegaron a un pueblo muy bonito y él se preparó, hizo sus ejercicios,
ensayó y estaba contento y nervioso al mismo tiempo; realizó por fin su
trabajo, pero ese público era exigente y le pedía más, y él arriesgó más y
más; quitó la red y se subió a una silla sobre el alambre y luego sobre la
silla con dos patas sobre el alambre y la gente por fin arrancó en aplausos
cortándoseles la respiración y él fue de nuevo feliz ese instante, porque ese
era su medio de vida, su casa y hogar y lo que ellos veían extraordinario,
para él era a la vez costoso y sacrificado, pero en definitiva un sueño, su
sueño y por él daría la vida.
Intentaba tener una rutina diaria, algo que le mitigara la soledad y el dolor
y el vértigo a la altura, el desequilibrio constante, el vaivén de su cuerpo no
acostumbrándose nunca a estar siempre en el alambre.
Se iba haciendo mayor y cada vez le dolía más su cuerpo y su
alma, sobretodo le pesaba, la soledad del alambre. Haciendo caso a su
familia circense, dejó que alguien subiera con él, pero no fue como
esperaba, no supo ver que nadie intentaba reemplazar a su fiel amigo y
pese a que era un gran equilibrista con grandes dotes para el alambre
terminó por no dejar que volviese a subir junto a él.
Pasó el tiempo y Pepillo seguía arriesgando su vida en soledad junto a su
marioneta. Un día oyó hablar de un equilibrista en el norte, que hacía
prodigios y que se arriesgaba como ninguno y que además declamaba y
escribía. Pepillo de repente se sintió el ser más insignificante sobre la
tierra. Todo le salía mal, sentía un ahogo en el pecho y ganas de llorar,
porque abrió los ojos y supo que él era quién había estado ahí esperándole,
solicitando una oportunidad, unirse a él y ahora lo había perdido para
siempre. Y lloró por su equilibrista poeta. Y desde entonces escribe, escribe
y escribe y cuenta cuentos desde su alambre, con la marioneta equilibrista,
su compañera y amiga imaginando lo que hubiera sido estar con él.



martes, 29 de agosto de 2017

La Familia "R" en el Circo

Mayo 2009

Érase una vez nuestra familia “R”, a la que ya os presenté en un cuento anterior, que en esta ocasión iban al circo. Allí conocían a los mundialmente famosos equilibristas Pepillo y Nico, que recorrían con el circo pueblos y ciudades. Estos hacían un número muy difícil que consistía en contar cuentos con un teatro de guiñol arriba en el alambre. Nuestra familia “R” los había conocido en uno de sus numerosos viajes, pues les gustaba mucho viajar. Habían recorrido Francia, los Países Bajos, Italia y Praga y se habían encontrado ya varias veces con su espectáculo, al que acudían sin dudarlo, lo habían visto tantas veces y lo disfrutaban tanto que solo les faltaba formar parte de él y subirse también al alambre para salir de detrás del guiñol junto a su marioneta Pipo. Nico y Pepillo les habían invitado a participar varias veces pero sus padres no estaban del todo seguros de que esa fuera una buena vida para sus hijos, la propuesta era para la familia entera, puesto que por medio de las letras podían hacer más pedagógicos y divertidos a su vez los cuentos... figúrense unas letras trapecistas y funambulistas, ¡¡sería la bomba!!
Este último encuentro estaban de espectadores cuando de repente uno de los trapecios va justo sobre la cabeza de “a1” con Pepillo suspendido por los pies de la tabla del trapecio, cuando hace “¡Ale-jop!” y coge a nuestra amiga por los brazos y la suspende en el aire, ¡madre mía! Qué impresión la del público que no tardó en romper el silencio con sus aplausos, mientras Pepillo y “a1” suben el trapecio; ya sentados sobre este, la pequeña cogida de la mano de Pepillo, como siempre había soñado, con una reverencia saludó al público. La madre se pegó un susto tremendo, pero de inmediato se olió que estaba preparado y ensayado, aunque no se explicaba desde cuándo, pero no pudo evitar dejar de reír y aplaudir y rendirse a la evidencia, su hija había decido ser trapecista. La función fue un éxito y no podían negar lo evidente. Estaban hechos para seguir los pasos de Pepillo y Nico.

La familia para no separarse de su hija se unió al circo y en él fueron muy felices junto a Pepillo y Nico que eran inseparables, todos unos profesionales. Y así viajaron y contaron muchos cuentos, pero no solo cuentos, puesto que la fama de Nico le precedía de muchos años atrás de su andadura en otros circos como trapecista en solitario contando diversas historias de todo tipo que emocionaban y hacían llorar a quienes disfrutaban de su arte.

lunes, 28 de agosto de 2017

La Familia "R"

Febrero 2008

Érase una vez, una madre y su hija que volvían del colegio en autobús se llamaban: Rosa y María.
María iba entretenida mirando por la ventana, leyendo en alto, los letreros de la calle. Estaba aprendiendo a leer, de repente le dice a la mamá:
-¡Mamá! ¡Mama!, ¡Mira! ¡Mira!.
La niña había visto a la letra “L” parada en el semáforo, se puso en rojo, el autobús para y la letra “L” cruza y cuando va a mirar la madre ya no ve nada, y dice:
-¡Pero hija!, ¿Cómo vas  haber visto una letra andando por la calle?, ¡Es imposible mi vida!, Las utilizamos para hablar y escribir y entendernos, pero aunque la lengua está viva. Las letras, el alfabeto no puede andar, ni respirar, ni comer, cielito. Y dice la niña:
- Sí mama, yo lo he visto.
Pasaron otra parada y en ésta lo volvió a ver y esta vez también lo vio la madre.
-¡Es verdad¡ ¡Dijo la madre!.
Ya les tocaba bajar en la siguiente, iban andando, cuando entreteniéndose mirando el escaparate de una tienda, María volvió a llamar a su madre atropelladamente:
-¡Ma-má! ¡Ma-má! No te lo vas a creer, mira, mira. Y en esto, que vieron dentro de la tienda comprando, a la letra “R”, a la letra ”a” “a” y la “u” que iba en una sillita.

Rosa, la madre, se quedó con la boca abierta, muda. Dentro en la tienda estaban despachando con toda naturalidad a lo que parecía ser una familia de letras.

Entraron para comprar y no pudieron evitar sentirse sorprendidas, ni disimularlo. Estaban viendo ropa en los percheros y cada cierto tiempo miraban para ver si seguían ahí, si hablaban, como hablaban, si era el mismo idioma o no se las entenderían. Parece ser que sí, que hablaban igual, e incluso una de las niñas “a” se dirigió a María y tirándole de la falda la saludó:
- Hola, soy “a1” y esos son mis hermanos “a2” y “u” y mi mamá “R”.
-Hola, dijo María un poco aturdida por la impresión. Mirando a su vez a su madre.

Ahora sigue tú la historia...

domingo, 27 de agosto de 2017

El Lago Mágico

Abril 2009

Érase una vez, un bosque encantado, con un lago mágico, y deseos mágicos:

Que quién se reflejara en él, podría ver la vida como ideal de vida y la oportunidad de cambiarla, si quisiera, a ese ideal.

Así empieza todo cuento que se precie, hablando de mundos mágicos y vidas posibles.

Una mujer mayor que paseaba por allí, y que de la mano llevaba, a su nieto, se asomó al lago, sin saber sus prodigiosos efectos mágicos y vio pasar en un instante su vida, sin darse cuenta, que por el camino, se le iba la niñez, la juventud y la vida, pero ¿que vida?, ¿la de quien?, ¿la de ella?, no, la de su marido, por sus hijos, a través de ellos, de sus ojos, de sus vidas ¿y la suya? ¿donde estaba su vida?, esa era su vida, su marido y sus hijos.

De repente el lago le habló:

-¿Que te parece la vida que has vivido?

-Yo, el Lago, te brindo la oportunidad de volverla a vivir desde niña, si es eso lo que quieres.

La mujer se asustó, el nieto se le soltó de la mano y salió corriendo a refugiarse en brazos de su madre

-¿Que dices de cambiar?, ¿Como y porqué?

-Pensó que era una buena vida, porque era una vida de amor, porque quería mucho a su marido y sus hijos, que se hacían hombres y mujeres hechos y derechos y le habían dado unos nietos maravillosos.

Aunque siempre había querido trabajar de maestra; pintar; escribir cuentos, que era su gran pasión; tener una casa en el campo, con sus animales favoritos, gatos, perros, y caballos, donde cupieran todos sus hijos y nietos, cuando la fueran a visitar.

Y ahora que era mayor, disfrutar de la salud de su marido, de la suya, de la de sus hijos y nietos y viajar por el mundo, viendo y conociendo otras culturas.

-Es un buen deseo, y como en los cuentos todo es posible, te lo concederé.

Y dicho y hecho, su vida se completó, y fue dichosa, por siempre jamás, rodeada de los suyos, y de todo el amor que eran capaces de dar y recibir.

Que curioso el lago, y que ideal de vida tan redondo y que cuento tan perfecto, ¿pero si le complicamos un poco el trabajo al lago....?

-Ahora quiero vivir sola en áfrica de cooperante, ¿Que te parece, Lago, ese deseo? Quiero viajar, sí, pero con un sentido, con un fin y crear escuelas allá, como tú eres mágico me lo concederás.... y dicho y hecho fue concedido su sueño y creó escuelas aquí y allá y ya puestos...Un pozo por aquí...Una comunidad de mujeres emprendedoras por allá....Y así definitivamente fue feliz.  

Tuvo que jugar un poco con el tiempo y tener una segunda juventud.... Y su vida fue definitivamente plena..... Que no quita que tuviera esa familia perfecta después... Todo puede suceder.... 

Ya era anciana, pues la tuvo. Es que el lago juega unas malas pasadas, no se sabe cuando es hoy , ayer o mañana y todo puede suceder.



sábado, 26 de agosto de 2017

El Joyero Mágico


Abril 2009

Érase que se era, una niña de cinco años, y un mueblecito de tres cajones, éste era el juguete favorito de la niña, donde guardaba sus joyitas.

Sabía que era diferente de los demás niños, era porque tenía un secreto con su juguete. ¿Os preguntareis como se puede tener un secreto con un juguete?, ¡Pues era sencillo!, Porque éste le hablaba, le hacía viajar a lugares increíbles y jugar al escondite con sus cosas y hacerle trucos de magia a sus amigos. ¿-¡Cómo, podía hacer esto?. ¡Era fácil!, Éste, ¡era mágico!.

Al principio, la niña no sabía nada, le encantó cuando se lo regalaron. Era pequeño, lo podía poner encima de su mesita de noche y así lo tenía cerca de la cama, para que a la hora de dormir, guardar sus joyas, y así lo hizo. Esa noche las guardo en el cajón de arriba, y a la mañana siguiente va a mirar y ya no estaban allí, entonces abre los otros dos cajones, primero el de en medio y luego el de abajo, y por fin en éste estaba, pero ella se acordaba perfectamente de haberlo puesto en el de arriba y empezó a pensar que algo le pasaba al joyero. Fue entonces cuando empezó a dormir con un ojo abierto y el otro cerrado, para ver si descubría su secreto, pero no había forma, acababa por vencerla el sueño y por la mañana otra vez igual, el joyero parecía que estaba vivo y quisiera jugar con ella: O las cambiaba de lugar, o se las desaparecía hasta el día siguiente.

No esperando más se lo dijo a su madre:
- ¡Mamá, mamá, ven y mira el joyero, es mágico!. Y la madre llegó donde la niña y dijo:
- Pero nena, que dices, como va a ser mágico. Y la niña presurosa le contó todo lo que había hecho el joyero, pero a los cinco años de la niña, para la madre, en la mente de la niña se mezclaban fantasía y realidad.

La niña sabía que la madre no se estaba creyendo nada de lo que le contaba, y le dijo: - Mamá, dame tu anillo y lo guardamos aquí y vemos lo que pasa mañana, entonces la madre miró a la niña y sin saber porque lo hizo. Era ya la hora de acostarse, pero a la niña le costaba dormir, miraba de reojo a la cajita por si hacía de las suyas, pero nada, y ya se quedó “roque”, dormida del todo. A la mañana siguiente, la madre estaba preparando el desayuno, cuando la niña bajo por las escaleras, dijo:

-Mamá, no ves como era cierto, mira ya no está tu anillo y yo no lo he cogido, pero no te preocupes que mañana aparecerá, él solo quiere jugar. Y así fue, a la mañana siguiente apareció. La madre no se lo creía y la niña iba saltando y dando vueltas alrededor de la madre canturreando, ha aparecido, tengo un joyero mágico y el anillo ha aparecido. La mamá le dijo:
- ¡Vaya! Nenita, ¡es verdad!. Es un joyero mágico, guardalo como un tesoro.
- ¡Sí mamá! Dijo la niña.

Y desde entonces juega con él, le gasta bromas a sus amigos, les hace trucos de magia: Los invita a cumpleaños, y con la varita dándole a la cajita dice unas palabras mágicas, y ¡Ale Job!, Desaparece lo que hayan guardado. Dice otras palabras mágicas y ¡Ale Job!, Vuelve a aparecer, y así hace creer a los niños que es muy buena haciendo trucos de magia, y se lo pasa muy bien todos los niños con su amiga.

Colorín colorado este cuento se ha acabado.

Como supondréis no acaba aquí la historia ya que dije al principio que con él podía volar y podía hablar, pero esto es un secreto de secretos y no se lo dijo a nadie, tan solo adelantaré que conoció y dio la vuelta al mundo y fue muy feliz. 
¿Esto último fue en sueños...? Nunca se comprobó, nadie lo notó, porque viajaba también en el tiempo. 

viernes, 25 de agosto de 2017

El Espejo de la Sonrisa

Mayo 2007

Érase una vez un pueblecito en un valle rodeado de montañas. Un sitio maravilloso para vivir.

Nuestros protagonistas, eran una familia que venía de la ciudad: el papá, la mamá, la hija mayor y el hijo menor; El papá se había quedado sin trabajo en la ciudad, era profesor. Los niños tenían 9 y 6 años. El pueblo estaba muy contento conque viniera gente nueva y sobre todo niños.

En el pueblecito que se instaló nuestra familia protagonista, había una tradición, una costumbre: y era, el pasar un espejo durante un cierto tiempo, en casa de cada familia del pueblo, este espejo era especial, no cualquiera, tenia la virtud de quien se mirara en él sonreía y estuviera feliz el resto del día y no ese solo día, sino que le hacía ver la vida desde otro punto de vista más positivo. Y el tiempo, no era el mismo para todos, pues unos necesitaban más tiempo que otros para aceptar el regalo que se les hacía y que eran en verdad efectos del espejo los que les abrían los ojos hacia una comprensión más allá de lo humanamente perceptible y que hacia de sus habitantes, gentes peculiares.

El hecho es que un día, aún recién llegados y sin saber la tradición del espejo, llamaron a la puerta, el papá abrió y se encontró a una señora con un espejo enmarcado en una madera maciza de color caoba, a estilo antiguo, él extrañado y confuso no sabía que hacer, si decirle que pasase o preguntarle directamente por el espejo, pero le pareció de más educación hacerla pasar y que se explicara. Una vez termino de hablar la señora, se fue, dejando el espejo, el padre no se creyó ni media palabra, dejó el espejo encima de un mueble y se olvidó de él.

El padre tenía otras preocupaciones, como el encontrar trabajo de maestro, que es lo que mejor sabía hacer, había ido allí con la promesa de una casa y un puesto de trabajo de maestro en el colegio. La casa se la dieron, pero había pocos niños para llenar una escuela y los pocos niños que había, se iban al pueblo de al lado, así que se tubo que conformar con cuidarle el terreno a los que le habían dejado la casa arrendada.

La mamá pasó por delante del espejo, no reconoció el espejo como propio y se extrañó, lo miro atentamente y en su cara se dibujó una sonrisa, -¡qué raro!-, Hace un minuto estaba preocupada por que mi marido no encontraba trabajo y ahora sonrío delante de un espejo que no sé de donde ha salido y tengo ganas de prepararles una comida especial, será para celebrar que estamos en un sitio tan bonito y rodeados de naturaleza. Cuando todos estuvieron comiendo, les pareció delicioso y al terminar la felicitaron y aplaudieron. -¡Que rico mamá!-. El marido, también, aunque más distraído y metido en sus pensamientos.

A la mañana siguiente se preparaban los niños muy temprano para coger el autobús que los dejaría en el colegio, en el pueblo que estaba a un 12 km. Entonces la niña mayor, que estaba preocupada por si la aceptarían o no y si pudiese hacer amigas, se fijó de repente en el espejo de la entrada y se encontró arreglándose el pelo y al instante sin darse cuenta se le dibujó una sonrisa en el rostro.

-¡Qué curioso, ya me siento mejor!-. Y se fue al colegio tan feliz y despreocupada por lo que pensaran de ella, que a todos les pareció muy simpática y segura de sí misma, se les acercaba y conversaban con ella amenamente, ella se sintió muy a gusto y feliz. Cuando llegó a su casa se lo contó todo a su madre, el que la habían aceptado muy bien y sus temores primeros de que la rechazaran, pero ninguna de las dos lo asociaron al espejo, ni siquiera lo podían sospechar, que algo así le pudiera ocurrir, que se produjera por efectos del espejo y no de sus propias habilidades.

Por la tarde, estaba el menor de todos jugando por la casa. Corriendo y saltando y vio el espejo y sintió curiosidad, pero no alcanzaba a él, a sí que se subió a unas cajas que había por allí, todavía sin desembalar y miró el espejo y se vio una expresión tan divertida con la cara, que se puso a hacerle muecas al espejo y ver su propio reflejo: con la lengua fuera, Arqueando las cejas y otras muecas más, pero por muchas muecas que hiciera, su expresión siempre le devolvía una sonrisa y el niño se puso a reír abiertamente de nada en especial.

Todos habían visto ya el espejo y habían experimentado que se sentía al reflejarse a través de él, aunque no lo relacionaran. Todos menos el padre, solo sabía que había sentido en su hogar un humor y felicidad de la que no se sentía participe, aunque lo achacaba a que él se sentía demasiado preocupado por su familia y el trabajo.

La mujer hablando de la mudanza, de cosas que estaba colocando, le preguntó por el espejo:

-¿Y ese espejo? No me acuerdo que fuese nuestro.

-¡y no lo es!, Me lo trajo una vecina del pueblo y me contó una curiosa costumbre que tienen aquí.

Cuando terminó de contárselo a su mujer, ésta fue relacionando los acontecimientos de esos últimos días y mientras se iba acordando, se le iba dibujando una sonrisa, el marido la miraba y no sabia por qué se sonreía. Ella lo llevó junto al espejo, y él se miró. Entonces algo le produjo un cosquilleo que le recorrió de pies a cabeza, sin alcanzar a comprender del todo, pero que le produjo una insospechada satisfacción interior, que se reflejó en una amplia sonrisa. -¡Que curioso! Es como si de repente me sintiera con fuerzas para afrontar cualquier cosa o sentir que algo bueno ha de venir. Y de repente llamaron a la puerta. Era el profesor que daba clase en el pueblo vecino.

–Buenas noches, soy el profesor de sus hijos, ¿puedo hablar con usted?.

-Si claro pase y siéntese.

-Buenas noches. Me dijeron que el nuevo vecino que se estaba instalando era profesor y aunque en principio se pensó que eran pocos niños para dos profesores entre los dos pueblos, creo que seria conveniente hacer dos grupos por edades, se lo he propuesto a los distintos ayuntamientos y bueno venia ha ver que le parecía y si estaba dispuesto a aceptar, bueno le dejo para que hable con su familia, mañana habrá una reunión donde se tratará esto junto a otras cuestiones.

Al día siguiente cuando él se preparaba para ir a la reunión para fijar los detalles de su nuevo trabajo, su mujer se disponía también a salir cargando el espejo, para llevárselo a otros vecinos y que se beneficiaran también de su magia.



jueves, 24 de agosto de 2017

El Burrito Mágico

Abril 2007

Había una vez, en un bosque lejano, donde se situaba el país de las Hadas, que nadie sabe exactamente donde está, un burrito muy especial extraviado. En una noche nublada se lo encontró un granjero, que dio muchas gracias al cielo por habérselo encontrado, pues le hacía mucha falta. Lo recogió, le dio de comer, le cepillo bien y descansó en su establo.

A la mañana siguiente, su dueño lo iba paseando orgulloso por el pueblo, ya que era una gran ayuda para él y un gran regalo que le había concedido el cielo, y todos le miraban felicitándole por la suerte que había tenido. Miraban al dueño, y miraban al burro y uno a uno pensaban lo que podían conseguir teniendo un burro así.

Y cada uno pensó en lo que necesitaban: - Unos mayor ayuda para labrar su tierra. –Otros, en una lavadora, si lo vendían. Los niños lo veían como un amigo de juegos.
Lo que no sabían es que este burrito era especial y es que concedía deseos a quien lo mirara. Y todos aquellos, que por un momento soñaron y desearon en su presencia, ya se les estaba cumpliendo.

El labrador se encontró con ayuda para arar la tierra. Otros con su lavadora. Y los niños se encontraron con que venía el circo y la feria, y vinieron amigos y familiares de otros pueblos vecinos y de la ciudad. Y el pueblo se animó mucho y dieron gracias al cielo y a la providencia.

Todos estaban muy contentos, menos el burrito, que se sentía, alegre y triste a la vez, porque sabía que pronto se tendría que ir. Una noche con niebla igual de intensa de aquella noche que nuestro burrito apareció en el bosque, éste desapareció, pero regaló a su dueño dos bueyes, por haber sido tan bueno con él y se fue a repartir sueños a otros lugares donde hacía falta. Y por donde pasaba iba dando felicidad y ternura.


miércoles, 23 de agosto de 2017

Robi el Libro Duende

Abril 2007

Érase una vez, un libro que de repente se cayó de una estantería.

-¡Ay! Dijo un niño, llevándose la mano a la cabeza, y todas las personas que estaban cerca de él hicieron un signo, de silencio, con el dedo índice en la boca,
-¡SSS!, Estaba en una biblioteca y no se puede hablar en las bibliotecas.
-¡Pero es que me ha caído este libro en la cabeza! Protestó el niño, y todos volvieron hacer el mismo signo de silencio, con el dedo índice en la boca
-¡SSS!.
-¡Hola!, Dijo una voz, muy bajito, El niño miró hacía la voz ¡y provenía del libro!

El niño asombrado se quedó con la boca abierta, y agachándose hacía el libro, que había caído en la mesa, se dirigió a él, como para escuchar, y el libro prosiguió hablándole:

-¡oye!, ¡si, tú! ¿Sabes la historia de esta biblioteca?
-¡No! Dijo el niño. Pero ¿tú, como puedes hablar, si eres un libro?
-Eso no importa ahora, escúchame bien. Levántate despacio y dirígete a esa pared que tienes a tu izquierda y justo debajo del cuadro del quijote a la altura de tu pecho, aunque no lo veas, está el picaporte de una puerta, gíralo y se abrirá una puerta, entra y ciérrala tras de ti.

El niño incrédulo, aunque con curiosidad, por ver que ocurriría tras su acción, se dirigió al sitio indicado por el misterioso libro parlante y aunque no veía el picaporte de la susodicha puerta misteriosa, realizó la acción de girar el pomo, y ¡Zas!, se abrió, la pared, pero lo curioso, es que nadie se fijó en él, ni le echaron de menos, tras desaparecer, tras ella, pues se quedo tan invisible, la puerta tras cerrarla, como si nunca hubiera existido.

Y entonces visualizó lo que le pareció una visión increíble e Indescriptible, se abrió ante sí, un mundo lleno de luz y de color, pasillos, y estancias, estancias y más pasillos, llenos de paredes cubiertas de estantes repletos de libros.

-Pero ¿esto que es? -Dijo nuestro amigo, que creía estar alucinando, y haber perdido la perspectiva de la realidad, o soñando, o que sabía él, solo que aquello estaba fuera de toda lógica.

Y para colmo el libro que le guiaba por aquellos pasillos interminables y estancias desmesuradas, tanto en extensión, como en altura, con algunas escaleras, que se alzaban a los infinitos estantes, ya no sabía como se le presentaba, si volando unas veces, o saliéndole brazos y piernas, o una cara risueña, guiñándole un ojo, cambiaba tanto de forma, que ya no sabía a que ser le hablaba.

-¿Quien eres tú? ¿Y que es todo esto?

-Hola, me presentaré – soy el duende de los libros, pero también me puedes llamar, Robi libro duende- para servirte en esta aventura

-pero yo no quiero vivir ninguna aventura, estaba tranquilamente en la biblioteca y me has interrumpido, y metido en esta locura

-No digas eso, te puedes arrepentir de verdad y volver de inmediato a la biblioteca, sin acordarte de nada, desde el mismo instante que caí sobre ti

Y nuestro amigo se lo pensó mejor, ya que estaba allí que podía perder, pero tenía que estar alerta, con los 5 sentidos atento a cualquier acontecimiento, pues no se fiaba mucho de ese ser tan extraño,
-Un duende, ¿donde y quien ha visto alguna vez un duende?
-Esta bien te seguiré; y Robi se puso a saltar y de repente a volar, y de repente otra vez a saltar, y dar vueltas entorno a él.
-Ven, sígueme y cuidado, mira donde, pisas, porque vamos a ir por zonas que están a medio construir, aquí los duendes, trabajan sin descanso, picando y horadando la tierra, porque tras los muros de la biblioteca, parece que los libros creciera, porque aquí se guarda el gran secreto, -dijo el duende.
-Pero ¿que secreto es ese?, y ¿por qué crecen los libros?, y ¿por qué no paran de construir estancias para ellos?, si ya casi nadie lee libros, estando los ordenadores y el internet, que es más barato y llega a más gente y más rápido. –dijo el muchacho
-¡Jejeje!, has dado en la diana, por eso existe este lugar, eso forma parte del secreto, ¡jejeje! Has dado justo en la diana, volvió a repetir sin dejar de dar saltos a su alrededor el duende.
-¿Si?, pues cuéntamelo ya y no te hagas tanto el interesante
-Bien te lo contaré, ¿Tienes limpias las orejas? Y orienta bien las antenas. –dijo Robi,
-Pero ¿que es eso?, ¡yo no tengo antenas!. –dice el chico
-¡Jejeje!, ya lo sé, es para darle suspense. –dice Robi, ¿sabes de donde viene mi nombre?
-Ahora una adivinanza?
-¡Jo!, para ser un chico, tienes el humor de un viejo cascarrabias
-¡No!, solo que venga, dímelo ya.
-Bueno esta bien, te lo diré.
Resulta que aquí es donde van a parar los libros olvidados. Como la gente cada vez lee menos, los libros que se editan y nadie lee, o que están en las estanterías de las casas llenos de polvo. Ellos ni se dan cuenta, pero desaparecen de las estanterías de las casas o ellos mismos tiran a la basura, todos por medio de nuestra red de distribución, invisible a vuestros ojos, puesto que hay una gran maquinaria que trabaja por medio de duendes muy profesionales. El primer paso es como ya te he dicho una red de distribución, que se encarga de localizar los libros en las casas y las basuras y de traerlos aquí. Otra es la labor de restauración que se hace seguidamente en una planta especialmente diseñada para ello, con maquinaria muy moderna. Otra es la de ordenado alfabético, o por materias o por autor en las estanterías y otra es la de construcción y ampliación de este lugar, ya que cada vez son los libros que se traen y mayor el sitio que hace falta. Y por eso necesitamos tu ayuda y la de niños como tú, para dar a conocer los libros olvidados y que vuelvan a sus estanterías las de las bibliotecas, casas y que nunca más se olviden.
-¿Pero yo que puedo hacer, como puedo ayudar?
-Leyendo como lo estabas haciendo, y difundiendo la lectura a tus amigos, familia y conocidos, y si me apuras, organizando club de lectura o certámenes, foros, todo lo que sirva para difundir la lectura, paginas web, lo que se te ocurra, nosotros te ayudaremos.
-Me parece una idea fantástica, me entusiasma la idea, y estoy impaciente por empezar, pero ¿como volverán todos estos libros a su sitio?, ¿como haré para que lo lean?, ¿tenéis recogido, por ejemplo un listado de todo el material?, será muy costosa la distribución, ¿traigo aquí a la gente o como?
-De eso nos encargamos nosotros. Te daremos un listado de todos los libros aquí recogidos y olvidados, y te iremos dando un ejemplar para que vayas enseñándolo y haciendo publicidad o distribuyendo la propia lista que te damos para el conocimiento de las personas con las que contactes, te ayudaremos a hacer la pagina web, un local para que la gente lea, como una ludoteca, y difundirás la idea de hacer grupos en las casas de quien se quiera hacer cargo de pequeños grupos de lectura, rotando cada semana en una casa, para el club de lectura.
-¡Me parece fantástico! ¡Una idea estupenda!
Y así es como empezó el nuevo trabajo de difusión de las distintas actividades que iban a diseñar para salvar los libros olvidados. Fue un trabajo muy laborioso que supuso muchos meses de incansable esfuerzo pero a la vez era reconfortable devolver los libros de nuevo a las estanterías de las bibliotecas, y casas de los que quisieran y los club de lectura y la ludoteca tubo mucho éxito, se hacían distintos foros comentando libros por Internet y se hacían grupos en casas de amigos y familiares y eran muy amenas las reuniones. Así se compensó el trabajo de los duendes, y aunque siempre quedaban libros olvidados, era muy reconfortable la labor de nuestro pequeño amigo que consiguió dedicarse a ello hasta el fin de sus días, lo que le hizo inmensamente feliz.

martes, 22 de agosto de 2017

El Duende

Marzo 2007

Érase una vez una campesina que estaba sentada en una verde pradera pensando en cuentos y leyendas, y algo le hizo cosquillas en los pies, haciéndola saltar.

- ¿Quién eres? ¿Dónde estás? ¡Sal!. - Dijo la campesina.

- Soy yo, aquí debajo, tu amigo el duende.

- ¿Porqué me has hecho cosquillas?. - Dice ella.

-No hagas preguntas y corre, ve hacia allí, ¿Ves a aquel caminante?, tráelo, veamos si es amigo y que hace por aquí. Pregúntale todo lo habido y por haber-  Dice el duende.

- Espera, parece cansado, démosle posada, que descanse y coja confianza, ya le interrogaremos después. – Dijo la campesina.

Y así lo hizo: fue hacia él y le ofreció su casa para que descansara del viaje y le contara las nuevas que había por el mundo. El caminante comió, descansó y estuvo contándole maravillosas aventuras de lejanos y hermosos lugares, describiéndoselos de una manera que ella se sentía transportada, viéndolos con la imaginación.

Y en esto que una carraspeante e insistente tos la trae de vuelta a la humilde sala de la cabaña. ¡Era el duende!, hacía señas, para que interrogara al joven caminante y viera si era de fiar y si nos podía ayudar, para eso le tenía que contar lo que aquí sucedía desde hace bastante tiempo y que nos tenía aterrorizados.

- Si estimáis vuestra vida debíais iros de aquí, pues corréis peligro. - Dijo la campesina.

- ¿Y vos?, ¡se os ve bien aquí!, No parece que tengáis intención de marchar a ninguna parte. Dijo el caminante.

-Lo haría, si no fuera porque no puedo viajar con mi padre, tan enfermo. –

-Dijo la campesina: Esta es la tierra donde nací y lo que necesitamos es a alguien que nos salve de la tiranía de quien ha secuestrado a nuestra gente allá en el llano. Yo estoy a salvo aquí más apartada, pero también más aislada y no por gusto, por mandato del tirano que desterró a mi familia, junto a otras que emigraron, nosotros sabíamos que alguien vendría, me lo anuncio mi amigo el duende, con su ayuda e ido superando mi soledad y esperándote a ti. - Diciendo esto, le contó la historia:

“ No era yo más que un bebe, cuando desterraron a mi padre del valle, como ya os comenté. De un tirano, pues bien, ese tirano es un dragón, que tiene encantado a todo el valle y dispuesto a matar a quien entre.

Siendo mi padre consejero del rey, previno al rey del peligro, pues era sabio en ciencia, descubrió lo que tramaba, poniéndome a mi a salvo, puesto que mi madre murió al darme a luz.
Se bebió mi padre un antídoto contra los encantamientos del dragón y protegiéndolo de toda agresión, previno a la población y al rey, de aquel que se hacía llamar príncipe e hijo del rey, que no era más que un dragón que así había tomado forma, después de haber matado al verdadero y por medio de la magia estaba precipitando la vejez del rey para gobernar el reino tras su muerte.

Diciendo esto, mi padre, lo tomaron por loco peligroso y por consejo del falso príncipe quisieron darle muerte, pero el rey aún mandaba y habiendo sido consejero y amigo fiel, lo desterraron, con protesta del príncipe, que se conformó, por no estar todavía preparado para la rebelión.” A sí mi padre se pudo salvar.

- ¡OH!, Fantástica Historia – dijo el Joven, ¿Pero como puedo yo vengar a vuestro padre, si está la ciudad encantada?

- ¡Buena pregunta! – Dijo el duende, que hasta ahora había estado a los pies de su amiga, asintiendo a todo con la cabeza y de vez en cuando espiando y mirando al joven como se iba sorprendiendo más y más, a medida que transcurría la historia y a la vez entretenido con un cuenco de nueces que pelaba y comía, oyéndose en medio de la narración de la campesina, los crujidos de la nuez al partirse en trozos muy pequeños, pues la destrozaba.
Y hablando con el joven no dejaba de despedazar las nueces.

Si habéis escuchado bien, su padre era hombre de ciencia y todos estos años ha estado haciendo experimentos para salvar él mismo la ciudad del encantamiento, puesto que aquél inicial antídoto, solo le hizo un breve efecto, suficiente para escapar y el solo, tenía que descubrir algo más duradero y suficiente para toda la población y que se lo tomaran sin saber lo que era.

A caído enfermo de puro agotamiento, de investigar sin descanso y cuidando de una niña pequeña, hasta que he crecido y he podido ayudarle, he crecido entre tubos de ensayo y creo saber continuar su labor, pero no puedo con todo yo sola – dijo la campesina.

Hace pocas semanas, antes de ponerse tan grave, sin poder ya andar, nos reveló que ya había hallado la solución, no solo para el encantamiento, sino para la eliminación del mismísimo dragón, pero se puso a sí como lo ves, sin poder andar ni hablar y no hemos sabido más de su descubrimiento y al último que habló fue al duende en su lengua natal.

- Si, dijo el duende, me dijo que hallara a un viajante sencillo, atrevido que hubiera corrido mundo, pero sin alardear de ello, no fuera arrogante, ni altivo, un simple peregrino, eso sí, emprendedor. Y aquí está el elegido. Me dijo también que le diera tres cosas: Este frasco, para que se lo tomara él, pues le haría invisible para actuar con más eficacia; esta brocha mágica que ha de pintar bien cada puerta y ésta ballesta por último que deberá ensartar entre los dos ojos del falso príncipe, quién se convertirá al instante en dragón, pero no siendo esto suficiente, deberá acertar de nuevo con la ballesta, pero esta vez en el centro de su único ojo.

- ¡OH! Buen peregrino, empresa difícil esta que os encomendamos, ¿estaréis dispuesto a llevarla a cabo?. Os estaré eternamente agradecida. – Dijo la campesina.

- Dulce joven, depositáis en mi una gran confianza, al elegirme como salvador de vuestro pueblo y es para mi una gran responsabilidad realizar esta empresa, pero por la promesa que me hice de vencer cualquier dificultad que me encontrara por el camino, lo haré.

Diciendo esto, cogió el frasco, la brocha y la ballesta, encaminándose hacia la ciudad que se hallaba a un día de camino.

Pasado este tiempo, a las puertas de la ciudad, se tomó lo primero que le dio el duende: el frasco, al instante se hizo invisible y con la brocha pintó en la puerta grande de la ciudad un gran brochazo verde, y fue de casa en casa pintando las puertas sin que nadie acusara su presencia, hasta llegar al palacio, el cual pintó más que ninguna, con aquella esencia e hizo como en la primera, traspasarla cual espíritu y pasando unos pasillos, unas estancias, salones y habitaciones, llegó donde se hallaba el supuesto príncipe ya nombrado Rey.

La ciudad yacía como muerta, ni un ruido, nada de que diese rastro de vida alguna, pero tras el paso del peregrino, invisible como estaba, la ciudad despertó de pronto, un gran bullicio se produjo en las calles. Después de haber estado aletargada y actuando como autómatas, envenenada el alma, volvieron y tomaron conciencia de quienes eran, donde estaban y dispuestos a tomar represalias contra el dictador, se dirigieron hacia el palacio.

Mientras en el palacio, seguía con su labor, el peregrino, quien hallando dormido al falso Rey, sentado en el trono, cogió la ballesta, y con un tiro certero ensartó justo entre los ojos, formándose un gran estruendo y un gran remolino de humo entorno a sí, convirtiéndose de repente el Rey en dragón, rompiéndose la silla y cayéndose al suelo cual grande era, pegando alaridos y dando llamaradas de fuego a diestro y siniestro, sin control ninguno y como no pudo ver a nadie, pues el peregrino era invisible, se calmo partiendo en dos la flecha que tenía clavada, mirando a todos lados, en dos o tres zancadas se recorrió el palacio rompiéndolo y destrozándolo todo a su paso. Entonces se oyó el revuelo en la calle y comprendió su nuevo estado y que no se podía mostrar así a su pueblo, se retiró a las estancias más retiradas, a meditar cual sería su próximo paso.

Hallando en este punto su oportunidad, el peregrino, probó fortuna de nuevo, cogiendo su ballesta, dio un tiro certero en medio del ojo, al dragón, formándose una nube de polvo, desintegrándose definitivamente al fin. Quedando la ciudad libre de dragón y encantamientos.

Fue tal, la alegría de todos, que al desconocido peregrino, nombraron Rey, pero acordándose el peregrino de la campesina a la que se lo debía, fue en su busca, pero ya venía ella corriendo por el camino al enterarse por unos viajeros, ya que se había restablecido la ruta normal de comerciantes, sin miedo al perverso príncipe.

El peregrino dirigiéndose al pueblo y a la campesina les dijo: – No soy merecedor de la corona, lo es, el padre de la campesina, que a estado investigando todos estos años y que es un prestigioso y eminente científico, a él se le tienen que rendir todos los honores.

Y la campesina habló: –Os doy las gracias en nombre de mi padre, pero ya esta viejo y cansado, solo quiere, lo que le reste de vida, vivirlo en paz, allá en el campo.

El peregrino delegó en el pueblo y constituyeron asambleas en las que discutir y dialogar hasta llegar a consenso, a ponerse de acuerdo y gobernar ellos mismos por votación popular y a sí aprender a pensar y dirigir sus propias vidas.
El peregrino siguió su camino y contó su nueva aventura por donde iba, pero sabía que cuando se cansara de viajar tendría un sitio donde ir y acabar sus días, la casa de la campesina, que desde entonces fue su casa, pues se querían.

sábado, 12 de agosto de 2017

El Aprendiz de Mago


Marzo 2007

Erase una vez, una madre que tenía un hijo que se llamaba Periquín, niño muy aplicado al estudio. Y un día le dijo su madre:

-Hijo mío, deseo que estudies una carrera para que seas un hombre útil. ¿Qué carrera quieres estudiar?

-La magia.

Entonces la madre preguntó a un maestro de magia si quería enseñar a su hijo.

-Sí -contestó el maestro-, pero con una condición.

-¿Cuál es?

-Que al cabo de un año tiene que venir a ver a su hijo, y si no lo reconoce, me quedo con él para siempre.

-Conforme.

Cuando se iba acercando la fecha convenida, Periquín se convirtió en un palomo, salió de casa del maestro sin que nadie lo viera, y fue a decirle a su madre:

-Ya está próximo el día en que usted tiene que ir a reconocerme. Ese día el maestro nos va a transformar a todos los estudiantes en palomos.

Después echará maíz en el suelo para que lo comamos; pero yo, en vez de comer, me entretendré en saltar por encima de mis compañeros. Y cuando el maestro le pregunte a usted que si me reconoce, diga que sí, que soy el que está dando saltos.

Fue la madre a casa del maestro y éste le llevó adonde estaban los palomos y le dijo:

-Uno de estos palomos es el hijo de usted, ¿Lo reconoce?

-Sí, es aquel que tanto salta. Y digo que es aquél, porque cuando era rapaz todo su afán era saltar por encima de sus iguales.

-Acertó usted, señora. Puede usted llevarse a su hijo, que ya sabe más magia que yo.

Periquín al marcharse con su madre, se llevó consigo el mejor libro de magia que tenía el maestro. Y cuando Periquín se vio en su casa, dijo:

-Madre con mi magia haré el bien y ya no habrá más miserias, ni pobres en el mundo, y me convertiré en seres fantásticos y animales preciosos llenos de colores, y le contaré mil cuentos a todos los niños, y volaré por todos los lugares conociéndolos y aprendiendo de su cultura. Gracias madre, por darme unos estudios, y hacerme un hombre de provecho.

La madre estaba conmovida por sus palabras y solo hacia llorar y llorar, no podía evitar que por sus ojos brotaran tantas lágrimas, pero se asombró que al caer al suelo éstas se convirtieran en flores, y supo que era obra de su hijo, y por esto no podía parar de llorar.

-Madre, antes de irme por esos Lugares, te dejaré acomodada en una buena casa, con vistas y una buena chimenea que te caliente, y con una buena compañía. Sé que le hubiera gustado tener más hijos, y que uno fuera una niña a la que pudiera mimar y hacerle preciosos vestidos, peinar, y charlar.

Y viajó a Londres, a París a New York, Italia, y Asia. Y en Asia al igual que en los demás lugares, tenían su zona turística, y su zona o barrios con las miserias que nos acompañan diariamente en nuestras vidas.

En Asia, encontró un orfanato, y en él una niña, una niña que al igual que los otros niños, se le quedaban mirando, con grandes ojos rasgados, cuando contaba sus fantásticos cuentos, y los ilustraba, con hermosos dibujos llenos de luz y de color. Y Periquín, se quería llevar a todos los niños, y hacer una casa preciosa para ellos, y vio que podía, que gracias a su magia, les podía dar el hogar deseado, con maestros buenos, llenos de sabiduría y bondad, y padres y familias amorosas y responsables, sabiéndolos llenar de amor, es todo lo que quería Periquín, un mundo justo e igual para todos.

Y le preguntó a esa niña de grandes ojos, si quería acompañarla, al hogar de su madre, que vivía sola, y aunque anciana era muy sabia, y amorosa, y también sabía contar cuentos, pues es la que le enseño a él. La niña, dándole un beso en la mejilla, le respondió que sí, que encantada, que sería su abuela, y Periquín se rió, llenándosele los ojos de lágrimas, y vio que al caer al suelo se convertían en flores y llenó el colegio de flores y árboles, para que los niños treparan por ellos y jugaran, y vio que cuando se alejaba, con la niña de la mano, las copas de los árboles se llenaron de niños, saludando con la mano.

Para que se hiciera más ameno y agradable la vuelta a casa de su madre, se convirtió en un pájaro espectacular, lleno de vivos colores, y subido en él la niña, que no paraba de sonreír, y alzar los brazos a modo de alas, y al final del camino, convirtió a la niña en una paloma blanca entrando por la ventana, en el hogar de la madre, y Periquín se la presentó.

- Madre, ésta es Rosa, y quiere quedarse aquí contigo, la madre la vio, le sonrió, y lloró abrazándola, y la habitación se llenó de flores.