jueves, 28 de marzo de 2019

Tiempo

Tiempo. En la antigüedad, el tiempo según el modo de pensar hebreo, es un concepto temporal; en tanto que los griegos destacan el ser y lo conciben principalmente como intemporal. ... Para Aristóteles, el tiempo se relaciona con el movimiento. Medimos el tiempo por el movimiento y el movimiento por el tiempo.


Tiempo

¿Qué es?
¿Qué me queda?
No sé qué hago con el tiempo
Se consume, se agota

Parece que no hago nada
¿Qué me queda?
No sé qué hago con el tiempo
Se consume, se agota

Desorden
Desdibujo mis palabras
Pinto mi desorden

¿Qué me queda?
No sé qué hago con el tiempo
Se consume, se ahoga

Parece que no hago nada
Desorden
Desdibujo mis palabras
Pinto mi desorden

Vivo
Si esto, en definitiva
Es vivir ¿Lo es?

¿Qué me queda?
No sé qué hago con el tiempo
Se consume, se ahoga

Parece que no hago nada
Desorden
Desdibujo mis palabras
Pinto mi desorden

domingo, 17 de marzo de 2019

Frenar la Hierba




Comprendo que mi tristeza 
No frenará la hierba 

Porque no es posible 
Frenar el avance del tiempo
Los días sin ti.
Los años de ausencia 

Porque no es posible 
Frenar los latidos de mi corazón 
Los días sin ti.
Los años de ausencia. 

Porque no es posible 
No,
Frenar la hierba. 

Esos veranos en el mar 
Esos viajes por Europa 
La vida con papá y mamá 
Frenar la hierba.

Comprendo que mi tristeza 
No frenará la hierba 

Pero si pondré de mi parte
Para ser feliz 
aunque sin ti
Llenar el tiempo 

Pintar, leer, escribir 
Y hablar al mundo de ti
Porque no se puede olvidar 
Un Alma sensible 
Un Alma pura 

Un ser desprendido
Que daba su tiempo 
A causas justas 
Que luchaba por 
lo que creía 

Y por sus amigos. 

Comprendo que mi tristeza 
No frenará la hierba 

Porque no es posible 
No,
Frenar la hierba.

sábado, 16 de marzo de 2019

A la Deriva


Érase que se era, un mar embravecido, y unos niños a la deriva, pero donde y cuando y en qué momento sucedió, nunca se supo.
- ¡Sé que vas a decir que no! Pero ¿y si pudiese ser posible? -le preguntó la pequeña Sofía a su hermano mayor.
-Ya he probado, tanto a babor como a estribor; ya hemos recorrido cientos de millas, y no hay manera, seguimos dando vueltas y vueltas. –Dijo Alberto resoplando a su hermana pequeña.
- ¡Sí, eso dices siempre! Pero yo sé que hay una salida, no puede ser de noche siempre, y sin luna. Tendría que amanecer en algún momento. ¿Y ese sonido recurrente que oímos cada cierto tiempo? ¿Siempre el mismo? ¿Y esos botes que también sentimos y que por poco no nos tiran del barco la última vez? ¡No pasan por nada! ¡Todo esto debe tener una explicación! ¡No siempre va a haber el mismo tipo de oleaje! ¡Siempre el mismo sonido…!
- ¡Cálmate! ¡Me pones de los nervios! Ya es suficientemente tedioso, navegar sin descanso, dando vueltas y de noche. Además, se nos están acabando las provisiones. Recuerda que salimos para un fin de semana y ya llevamos diez días a la deriva.
De pronto se oyó ese tremendo estruendo que les avisaba de que iba a haber un nuevo oleaje que los desplazaría hacia arriba, como volando. Pero esa vez fue diferente, esa vez fue un salto espectacular y al fin comprendieron qué pasaba. ¿Habían salido de las tripas de una ballena? 
- ¡No son las tripas de una ballena! ¡Eso era en Pinocho! ¿Te acuerdas? ¡Esto es la boca de una botella, que de vez en cuando mueve el gigante y esta vez nos ha conseguido sacar y nos quiere comer! ¡Aaaah! -chilló asustada Sofía señalando a la boca del gigante.
- ¡Aaaah! -Gritó también el hermano al tiempo, desapareciendo en su garganta.

Pero de los gritos que pegaban los niños, el gigante tosió y los expulsó por la nariz llenos de mocos. 
- ¡Puafg! Dijo Sofía- ¡vaya revolcón! ¿Dónde hemos ido a parar?
- ¡Puafg! Dijo el hermano- no tengo idea, creo que es hierba mojada, tenemos que salir corriendo de aquí, pero antes nos lavaremos en esa fuente de allí, estamos todos pringosos de mocos ¡Qué asco! 
Y corrieron a la fuente, se lavaron como pudieron y siguieron corriendo hasta alcanzar una colina, detrás por fin estaba el mar, vieron una embarcación y le contaron la historia al Capitán. Éste no les creyó, pero los dejó pasar por qué lo que vio fue a dos niños asustados todo mojados y perdidos.
Los niños subieron al barco, el Capitán les dió ropa seca y les llevó a un camarote donde pudieron descansar, al poco rato le llevaron también comida. El barco partió y del gigante se libraron, pero a su casa no llegaban y los niños se extrañaban y preguntaron al Capitán,- ¿cuanto falta para llegar a casa?- Y el Capitán se rió en su cara
- ¡Jajaja! Se va a retrasar un poco el viaje a vuestra casa, antes tenemos que llegar a la isla de las tortugas a por nuestro tesoro y vosotros me vais ayudar a sacarlo del pozo, nosotros somos muy grandes y no cabemos. 
- ¿Si? -Dijo el hermano mayor - Entonces repartirán el tesoro con nosotros
- Claro, claro -dijo el Capitan-
Llegaron a la isla del tesoro y enseguida fueron directos al pozo, lo ataron al niño a una cuerda y lo bajaron. 
- Recuerda, -le dijo el Capitán- llena la bolsa que te he dado y la atas a la cuerda
- ¡Si mi Capitán! -Dijo el niño-
El niño se admiró de los tesoros que había y llenó la bolsa y la ató a la cuerda, y la cuerda subió, y la vio bajar de nuevo, y la llenó de nuevo, así hasta veinte viajes hasta que subió el niño por fin, que presentía lo peor, creyó que lo dejarían en el fondo del pozo, con todo lo que habían pasado no se fiaba del Capitán, pero no resultó tan malo.
Por fin ya en el barco, se abrazó a su hermana, y se acostó, estaba muerto de cansancio y el barco partió y tardaron todavía una semana en llegar a casa. 
Sus padres no se lo creían y lloraban y como había prometido el Capitán les dió a los niños su parte del tesoro, no resultó tan malo el Capitán ni su último viaje. Sino muy provechoso, ya nunca les faltó de nada a su familia. Y colorín colorado este cuento se acabado.