miércoles, 25 de octubre de 2017

Valiente



Entró en el portal asfixiada, cerró la puerta y lo dejó fuera. Él aporreó el cristal, insistió pero sabía que ella había sido más rápida, sí ésta vez había tenido suerte y terminó por irse de allí. Mientras recuperaba el aliento, no se creía que se pudiese haber salvado al tiempo que sacaba de los bolsillos sus llaves y el monedero porque aquella noche había salido sin bolso. Era Semana Santa y no vio necesario cogerlo para ir a las Procesiones, donde siempre había grandes aglomeraciones y lo último que le apetecía era que le robaran o le dieran un tirón y la desequilibraran provocándole una caída; siempre tenía esa precaución ya que tenía muy poca estabilidad y salía con lo imprescindible.  En Sevilla había que tener cuidado porque era una ciudad grande y con muchos maleantes, según había comprobado en primera persona hacía ya un tiempo, sí, ya le habían mareado unos niños en la Expo92 que sin escrúpulos le habían robado la cartera.
Sí, había salido sin bolso ni nada y además, a la hora de retirarse, le dijo a uno de sus amigos que no hacía falta que la acompañaran hasta casa ¡¡y en qué se vio...!! De repente había salido un chico de la nada antes de entrar en el portal; ya estaba con la llave en la cerradura y en lugar de acabar de abrir y entrar, como un acto reflejo dio un tirón y cerró la puerta, se giró y le empujó profiriendo un chillido que pilló al agresor por sorpresa y lo obligó a retroceder unos pasos, tiempo que ella aprovechó para abrir la puerta y entrar rápidamente cerrando tras de sí y permaneciendo apoyada en la hoja de madera, asfixiada por el esfuerzo y temblando tras el susto. Mientras subía por las escaleras le acompañaban los golpes de él al cristal hasta que cesaron.
Al reinar el silencio se detuvo y miró a la puerta que se abría en ese momento asustándola, creyéndose perdida profirió un grito al ver la figura de un hombre que no fue otro que su vecino de arriba que regresaba a casa. Sin apenas mediar un par de palabras de cortesía, pasó por su lado, la miró y sin decirle nada esperó junto a ella al ascensor.
Al fin llegó a su planta, se despidió de su vecino y aliviada entró ya en el piso de sus padres donde vivía con sus hermanos. Al sentirse a salvo respiró hondo y confesó a su hermano pequeño que había sido atacada por un chico en el portal. El jovencito incrédulo le restó importancia con un “¡anda ya!” que se le grabó a fuego en el corazón.
Esa vivencia hizo que se revelase contra sí misma, su apocamiento e inseguridades y el mundo la hizo más decidida y valiente. El saber que se podía defender, que había sabido contraatacar la hizo sentir más valiente pese a que no la creyeran, ella sabía lo que había vivido y sabía que había sido real, pero eso no iba a detenerla, ella seguiría saliendo con sus amigos, y su vida proseguiría con más precaución, pero con el convencimiento que nadie jamás la lograría amilanar.

jueves, 19 de octubre de 2017

Ponerle Coraje a la Vida


Ella no podía con el peso que llevaba su corazón a cuestas. Había tenido una infancia aunque feliz marcada desde su nacimiento por un parto difícil de su madre, que la iba a definir como persona. Pero aun así, era una persona que pese a vivir al amparo del paraguas familiar y el entorno protector anhelaba cuanto veía alrededor: también quería vivir sola, viajar y ser libre. 
Siempre había mirado por ser independiente aunque le costara separarse del eterno cordón umbilical que seguía uniéndole a su madre. Ella siempre la trataba cómo a una niña  pero, poco a poco, peleando cada batalla, subiendo cada peldaño por la escalera de la vida, por fin respiraba y sentía que la estaban considerando, y se sentía feliz con cada logro, y pugna ganada. 
Ahora tocaba seguir así y poco a poco atreverse a caminar sola, viajar sola, vivir sola, seguir luchando sola, mostrando que sí podía sola y aunque fuese duro, después de todo lo que había luchado, ahora no se iba a rendir.
No podía caer en la trampa del halago y la complacencia, ahora no podía retroceder y que viniera cualquiera con una cara bonita y anularla con halagos y aprisionarla en un corsé de bondad. Ella quería volar, no la podían constreñir y lo iba a conseguir.    
Era independiente, contaba con su trabajo y su simpático piso, lleno de cuadros que pintaba y luego le daba pena venderlos. Pintar era una forma de sentirse viva, mientras pintaba nadie cuestionaba si sufría o no ninguna deficiencia, su obra la igualaba a cualquiera que mostraba pasión por el arte porque ella reflejaba en sus lienzos la belleza que captaba, una belleza que su problema no desvirtuaba. Sus creaciones eran pequeños logros, y venderlos en cierta forma era como desprenderse de pequeños trofeos de sus batallas ganadas, y lo cierto es que su pintura al mostrarla causaba interés; en una ocasión en una exposición colectiva una turista se interesó por dos de sus obras, aunque al final quedó en nada: ella no iba a regalar los cuadros y la turista francesa se fue. Pintar le encantaba y al final, terminaba por regalar algunos cuadros a familiares y a un amigo especial.
Pese a todo, era conformista y desde su nueva vida se sentía a gusto y feliz porque tenía suficiente para cumplir el sueño de su vida: viajar. Le encantaba recorrer España, aunque también había estado por Europa. El último sitio que había visitado a finales de septiembre fue Toledo y quedó enamorada de esa cuidad. La bella Toledo, con su Catedral, tan magnífica y todos los tesoros que guardaba, como la Custodia y el Greco. Aunque solo estuvo un fin de semana y no le dio tiempo a ver casi nada, fue suficiente para hacerse una idea y pensar en regresar más adelante con más tiempo para poder visitar lo demás. Se había hospedado en los Carmelitas descalzos de Toledo, estaba muy céntrico y era recogido, donde pudo estar muy tranquila y en paz. Siempre le habían gustado los sitios de oración como ese convento, y aunque iba en calidad de turista le encantó sentir y disfrutar del silencio del lugar que le transmitió confianza y la conectó con su paz interior, que es lo que ella buscaba.
Y tras la escapada, regresó a su vida diaria, a su trabajo y sus clases de pintura con las ideas más claras. Sí, nadie le robaría su libertad aunque significará seguir sola por el mundo, aunque sabía que contaba con su familia que siempre estaba ahí cuando la necesitara. Su objetivo estaba definido y claro, seguiría con su vida y su libertad viajando lo que le permitiera su economía.
¿Qué le depararía la vida? Nadie lo sabía, ni ella misma. Le gustaba que ésta le sorprendiera, pero se preguntaba si iba a ser suficiente. Tan solo pedía salud, salud y tener suficiente para vivir una vida cómoda, que no le faltase lo imprescindible para seguir afrontando retos, que no le faltasen el trabajo ni las ganas ni el coraje de poder seguir sola sin necesitar un hombre, quería ser autosuficiente, volar y lo iba a conseguir.   


miércoles, 18 de octubre de 2017

El Piano


Tú que soñaste con amor,
Tú que eras el tic tac de mi corazón,
Tú en el que posó sus bellas manos,
Tú que dejaste todo a la improvisación

Para que creara vida,
Para que creara amor,
Para que creara pasión
Para que creara ilusión

No eras inanimado
No tenías la voz inerte
No sentías con la voz muerta
Con la voz dormida

Estabas vivo en mi mente
Estabas vivo en mi alma
Estabas vivo en mi vida
Estabas vivo en mi.

Eras todo eso y mucho más
Eras todo eso y no podía estar separado de ti
Porque representabas el fuego
La llama viva,
Tu música era Dios.

lunes, 16 de octubre de 2017

Galicia Arde


Galicia arde y yo lloro
Galicia arde y yo recuerdo

Veranos verdes
Veranos de conciertos

Días de alegrías
Días de encuentros

Galicia arde y yo lloro

Amo Galicia
Amo esa tierra

Que me dio una sobrina
Que me dio un amor

Por la tierra
Por la nostalgia

Impotencia
Injusticia
Rabia
Desolación

Esa tierra me dio una ilusión
Una obsesión

Ahora arde
Y sólo puedo pensar
En lo preciosa que es
Esa tierra....todo el norte
Siempre me asombró
El verde, sus bosques
De Galicia a Navarra
¡¡Cómo amo esas tierras!!

Ahora arde
Y sólo puedo pensar
En cómo llora mi corazón
En lo preciosa que es
Esa tierra...
Y cómo la amé
Con momentos
De música Celta y Folk


miércoles, 11 de octubre de 2017

"Mi Persona..."

No sabía si era un sueño, si su amistad seguiría así creciendo por días, pero pensaba en él a cada momento, ésta vez si era real, él la buscaba, a ella, si, se lo podía ceer, ¿porqué no?,  pero a ella no le bastaba, aunque era muy educado, atento y buena persona, le faltaba un punto de picardía, No le acababa de llenar ni atraer y ella más que nadie tenía interés porque por fin fuera una relación que fuera a alguna parte, ya era hora que se entendiera con alguien, pero no, le faltaba algo, un punto de... algo...y con todo el dolor de su corazón lo tuvo que dejar, pues le agradaba su atención, pero no quería alentarle en algo que ella veía que no iba a prosperar y lo hizo repito con todo el dolor de su corazón.
Ella veía que no tenía solución,  que era un caso perdido, pero se sentía liberada y más a gusto sola, que le iba hacer...
¿Algún día llegaría esa persona con la que con una mirada se reconocieran y dijera.... Si, tú eres "mi persona...." te llevo esperando toda la vida....?

miércoles, 4 de octubre de 2017

África

Enero 2011

África se me presentaba inconmensurable, un mapa de sonidos, luz y color impresionante que me susurraba al oído, “ven”. Sin duda la gran desconocida iba a grabárseme en la memoria para siempre.
Después de una relación de un año tan intensa este viaje me vino muy bien para desconectar. Para reflexionar sobre mi vida necesitaba esto, otro prisma por el que sentirme a mí misma, decirme que todavía estaba viva aunque ya con mi edad, lo más seguro fuese que no tuviera hijos. Aquí en el último y más recóndito lugar del mundo, tomé conciencia de mi realidad, que no era otra que la de seguir con ella, con mi vida, por muy sola que me sintiera entonces. Solo quería sentir esa inmensa tierra que me estaba llenando el alma de vivencias, luz, color, aromas, empaparme de ella, de su fragancia, de su humedad, de su calor, de sus gentes, tan sencillas y a su vez generosas, que lo daban todo, sin tener nada.
Me uní a una asociación y por medio de ella, contacté con el orfanato. Solo la vivencia con los niños me sumergió en un torrente de vida, tan sin igual a lo anteriormente conocido que el tiempo de mi estancia se me fue volando asistiendo a los niños como una cuidadora más. Cuidar de los pequeños era lo que siempre me había llenado, aunque en esta ocasión no tenía comparación a mi estancia en Sevilla, en guarderías, o de canguro, en casa de alguna que otra familia, mientras me preparaba las oposiciones, y mucho menos se podía comparar con los últimos cinco años que me había pasado en la consulta de un médico, como recepcionista. Aquí, en el orfanato me sentía plena y os mentiría si no afirmase que podría quedarme toda la vida aquí con ellos, con los niños de África.

No os diré que regresé a Sevilla, no os diré que adopté un niño, porque es dificilísimo; si no podía casi manejar mi vida, ¿cómo podría hacerlo con un niño? Eso es un sueño, mi sueño, y no os diré que se cumplió, porque no.

Los sueños son eso, sueños y África…, otro sueño en el que me veo rodeada de pequeños entre los que reparto mi amor de madre entre hijos abandonados a una suerte incierta.