jueves, 17 de abril de 2025

Raices de Luz


Aunque el viento me haya quebrado,  
y mis ramas sigan temblando,  
soy semilla que no olvida  
el secreto del bosque: seguir creciendo.  
 
No hay caída que no enseñe  
a mis pies a arraigar más hondo,  
como el roble que, herido,  
inventa nuevos brotes desde el fondo.  
 
Soy frágil, sí, colibrí tembloroso,  
pero mi vuelo es un canto insistente:  
bebo de las flores más amargas  
y las convierto en mieles de Oriente.  
 
La tierra grita: "Levántate",  
con voz de raíz y río,  
porque hasta el cactus en el desierto  
guarda dentro un agua de estío.  
 
No temo, no. La vida pinta  
con pinceles de tormenta,  
pero después de cada aguacero  
nace un verde que no se ahoga,  
una enredadera que busca el cielo  
y un sol que nunca se esconde del todo.  
 
¡Adelante, corazón de savia!  
Que hasta el bambú, antes de erguirse,  
aprende a doblarse con gracia.  
Hoy me visto de hojas nuevas,  
y aunque el miedo me susurre,  
le respondo con alas de fénix  
y un tallo que no se quiebra.  
 
Porque soy de barro y estrella,  
de polvo y roca eterna,  
y en mi pecho late el monte  
que convierte el miedo en fuerza.  


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