A nuestra familia “R” ya la
conocéis, así que sin más, os contaré uno de sus viajes, esta vez a
Praga.
“a1” estaba
emocionada tenían unos días de descanso y aprovechando que el Circo estaba en
Praga iban hacer un recorrido turístico por la ciudad. El padre la letra
"L" conducía un Ford Ka color verde esmeralda, un coche que le había
dado muchas alegrías, le encantaba su forma y diseño, tan pequeñito y
manejable, en aquella época el Circo había contratado a otras familias de
letras hasta formar el alfabeto, aunque ellos eran la preferida de Pepillo,
quien iba superando la perdida de Nico su inseparable compañero hasta entonces, aunque le añoraba. Del anterior viaje a Praga le afloraban muchos recuerdos de tantas aventuras. Pepillo junto a su marioneta Pipo se consolaba, descubrió que con ésta y la familia
"R" formaban un gran equipo. Eran amigos, comían a veces juntos, les
pedía opinión en las reuniones de trabajo para sus números de trapecio, para
que fueran más pedagógicos para los niños.
El caso es que en su visita a Praga, pasaron por el puente Carlos, un puente de arco precioso, que atraviesa el río Moldavia de la Cuidad vieja a la Ciudad Pequeña; para ir a contemplar el Reloj Astronómico de Praga que les encantaba porque era el reloj medieval más famoso del mundo. Iban caminando cuando en su deambular por las calles estrechas repletas de antiguos comercios vieron en una tienda un gran juego de copas de cristal de Bohemia, material muy famoso de la República Checa, pero estaba fuera de sus posibilidades. Estaban admirando su belleza y fragilidad cuando se les ocurrió un nuevo número para el alambre: iban a hacer juegos malabares con tres, cuatro o hasta cinco copas.
El caso es que en su visita a Praga, pasaron por el puente Carlos, un puente de arco precioso, que atraviesa el río Moldavia de la Cuidad vieja a la Ciudad Pequeña; para ir a contemplar el Reloj Astronómico de Praga que les encantaba porque era el reloj medieval más famoso del mundo. Iban caminando cuando en su deambular por las calles estrechas repletas de antiguos comercios vieron en una tienda un gran juego de copas de cristal de Bohemia, material muy famoso de la República Checa, pero estaba fuera de sus posibilidades. Estaban admirando su belleza y fragilidad cuando se les ocurrió un nuevo número para el alambre: iban a hacer juegos malabares con tres, cuatro o hasta cinco copas.
Emocionados por su idea continuaron paseando en su día libre por Praga. En un callejón cerca de la plaza del Reloj Astronómico encontraron a una niña que parecía pérdida y le preguntaron su nombre; ésta a lo primero se asustó y luego se alegró de reconocerlos del circo y les confirmó que sí, que estaba pérdida. Entonces la cogieron de la mano y siguieron su paseo, preguntando aquí y allá por su mamá, La niña tenía cinco años y se llamaba Laura, La familia "R" se puso muy contenta, pues las letras que componían su familia, formaban la palabra Laura y se presentaron. El papá "L" la mamá "R" la hermana mayor "a1", la de en medio "a2" y el pequeño la "u" y Laura se puso a saltar y reír de contento, se calmó y siguieron andando admirando la cuidad para ir a parar delante del reloj y admirar el grandioso espectáculo de las horas que se representaba en aquel reloj que congregaba ante él a gentes de todo el mundo y es que:
Las cuatro figuras que flanquean el reloj son cuatro alegorías. De izquierda a derecha son:
-La Vanidad representada por un hombre que sostiene un espejo.
-La Avaricia representada por un comerciante judío con su bolsa.
-La Muerte representada por un esqueleto con un reloj de arena.
-La Lujuria representada por un príncipe turco con su mandolina.
Cada hora entre las 9 de la mañana y las 9 de la noche las figuras se ponen en movimiento. El vanidoso se mira en el espejo, el avariento mueve su bolsa, el esqueleto blande su guadaña y tira de una cuerda, el lujurioso mueve la cabeza para mostrar que acecha siempre. Todas las figuras mueven sus cabezas negativamente, excepto la de la Muerte, simbolizando que ella tiene siempre la última palabra. Además, las dos ventanas se abren y empieza "El Paseo de los apóstoles". Los doce apóstoles desfilan lentamente asomándose a la ventana precedidos por San Pedro, gracias a un mecanismo circular en el interior sobre el que están ubicados seis a cada lado.
En la ventana izquierda aparece San Pablo con una espada y un libro, sus atributos característicos; le sigue Santo Tomás con un arpón, San Judas Tadeo con un libro en su mano izquierda, San Simón mostrando una sierra (es el patrón de los leñadores), San Bartolomé con un libro y San Bernabé con un papiro.
En la ventana derecha aparece San Pedro con una llave, pues guarda las llaves del cielo. Le siguen San Mateo con un hacha pues es el patrón de constructores, carpinteros y herreros, San Juan, San Andrés con una cruz y Santiago.
Y cuando las ventanas se cierran un gallo añadido en 1882 aletea y canta, después suenan las campanas en formato de 24 horas.
Les encantó el espectáculo y cómo se lo explicaron. La niña seguía de la mano de "R", la mamá y seguían preguntando por sus papás. Ya cuando no creían que los iban a encontrar aparecieron y felices la abrazaron con amor y desesperación por la preocupación. Agradecidos a ésta familia tan peculiar, asombrándose de ellos al principio no dudaron en invitarlos a cenar.
Ya en casa, Laura
les contó a sus padres la coincidencia de que la familia "R" la
compusieran las mismas letras que formaban su nombre; los padres seguían
asombrados por tan peculiar familia y cenaron mientras escuchaban a “a1”
contarles la historia de cómo se unieron al Circo y cómo conocieron a Pepillo y
Nico, los trapecistas; y como al faltar Nico, Pepillo siguió haciendo números
en el alambre solo con la marioneta Pipo y, desde hacía un tiempo ellos también
eran trapecistas y cómo alternaban los números con contar cuentos con la
marioneta Pipo y cómo los niños salían encantados. Al acabar la cena,
antes de despedirse para corresponder a aquella suculenta cena, la
familia "R" invitaron a Laura y a sus padres a que viesen su próximo número al
día siguiente. Invitación que éstos aceptaron poniéndose Laura a dar saltos de
contenta. Era tarde y ya le tocaba acostarse y se despidió de todos, pero su
madre sabía que de la emoción a la pequeña le costaría dormirse.
Esos días en Praga estaban siendo espaciales, sabían lo que le estaba costando superar la falta de Nico, acoplarse al nuevo número a Pepillo y por su amigo querían animarle y sacar ese día un número especial al trapecio y en el guiñol de marionetas.
Y llegó el día e hicieron el espectáculo de cómo se conocieron. “a1” estaba en el público con su madre "R" Y el padre "L" con gran precisión porque lo habían ensayado muy bien, cogió a "a1" por los aires, boca abajo en el trapecio y lo elevó junto a él y fue todo un éxito y Laura que lo estaba viendo en primera fila al lado de ellos se admiró, aplaudió y rió de la emoción; luego salió Pepillo en el alambre y aplaudieron también, primero se quedaron con la boca abierta, porque se puso sobre un pie en equilibrio y saltó y se puso con el otro pie sujetando en la mano el palo que le ayudaba a guardar el equilibrio y fue de un extremo al otro andando por el alambre y completó su número.
Laura estaba muy contenta y aplaudió todo el tiempo. No se le iba la sonrisa de la cara, y al acabar fue con sus padres al camerino; vio todo los espejos y productos de maquillaje y le encantó que le pintaran la cara de payaso y le regalaron una nariz roja de auténtico payaso, que le entusiasmó y guardó como un recuerdo vivo de una niñez que jamás olvidaría.
Seguirán las aventuras de la familia "R" quién sabe dónde la próxima vez.
Esos días en Praga estaban siendo espaciales, sabían lo que le estaba costando superar la falta de Nico, acoplarse al nuevo número a Pepillo y por su amigo querían animarle y sacar ese día un número especial al trapecio y en el guiñol de marionetas.
Y llegó el día e hicieron el espectáculo de cómo se conocieron. “a1” estaba en el público con su madre "R" Y el padre "L" con gran precisión porque lo habían ensayado muy bien, cogió a "a1" por los aires, boca abajo en el trapecio y lo elevó junto a él y fue todo un éxito y Laura que lo estaba viendo en primera fila al lado de ellos se admiró, aplaudió y rió de la emoción; luego salió Pepillo en el alambre y aplaudieron también, primero se quedaron con la boca abierta, porque se puso sobre un pie en equilibrio y saltó y se puso con el otro pie sujetando en la mano el palo que le ayudaba a guardar el equilibrio y fue de un extremo al otro andando por el alambre y completó su número.
Laura estaba muy contenta y aplaudió todo el tiempo. No se le iba la sonrisa de la cara, y al acabar fue con sus padres al camerino; vio todo los espejos y productos de maquillaje y le encantó que le pintaran la cara de payaso y le regalaron una nariz roja de auténtico payaso, que le entusiasmó y guardó como un recuerdo vivo de una niñez que jamás olvidaría.
Seguirán las aventuras de la familia "R" quién sabe dónde la próxima vez.
Bonita historia y una ventana a conocer una hermosa ciudad
ResponderEliminarEstuve hace años y es preciosa. Gracias por entrar y comentar. Un saludo.
EliminarLa ciudad, Praga, preciosa y la historia también!! 👏👏👏
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