7° Capítulo
Siguieron los interrogatorios a amigos y familiares de la Dra. Salvatierra.
Estaban Sandra la madre, que le extrañó que no la llamará aunque fuera una noche, cuando tenían costumbre de hablar frecuentemente. Sandra vivía en Sevilla y Olga en Madrid y le gustaba ir algún fin de semana a Sevilla. Le encantaba pasear y callejear por el barrio Santa Cruz, Triana, e ir al parque de los Príncipes, al de Maria Luisa. La Plaza de España. Al Alcázar aunque fuera cosa típica de turistas. A ella le encantaba pasear, por el paseo de Contadero. Y rematar con un viajecito en el barco turístico del Río Guadalquivir, aunque fuera por la dársena.
Y a Sandra le extrañó que no aprovechara la baja del trabajo cuando la atacaron, para ir a Sevilla unos días.
— Si me lo llego a imaginar, voy en el AVE a Madrid con ella. ¡Mi hija! ¿Quién le ha podido hacer esto? ¡Pobrecita! ¡Mi pobre hija! —Y lloró
—No se apure señora que lo vamos averiguar —dijo el comisario Calatrava.
La madre de Olga viajó a Madrid nada más saber lo que le había pasado y tenían que terminar con todo el protocolo de la autopsia y dictamen para poder enterrarla, se la quería llevar a Sevilla, que la familia tenía un panteón en en el cementerio de San Fernando. Olga era hija única y Sandra era viuda. Nunca entendió que tuviera Olga un piso en Alicante, cuando podía tener uno en Cádiz, que estaba más cerca de Sevilla, pero es que decía que no aguantaba el viento y el levante, que en Alicante estaba más suave, el mediterráneo, que el atlántico, aunque en Cádiz se daban las dos, puesto que lo bañaba tanto el atlántico como el mediterráneo.
Y siguieron los interrogatorios, esta vez a la vecina más allegada, la del sexto derecha. Rosa. Resulta qué se había ido ese fin de semana a su piso en la playa en Alicante y que justo eran también vecinas allí en la playa de San Juan y que le extrañó no verla, puesto que habían hablado algo de verse allí. Y cuando se enteró fue en su coche a su casa y acudir al entierro. Se iba a ofrecer una misa en la Parroquia de Nuestra Señora del Pilar.
Y siguieron con amigos como Raúl, junto a Raquel, eran un matrimonio muy allegado que solían ir al teatro, al cine en versión original y también se juntaban en casa para seguir las series de Netflix y les extrañó que no los llamara.
Ellos llamaron el viernes y no contestó.
—¿Están seguros? —preguntó el comisario Calatrava.
—Si —dijo Raúl
—Si— secundó Raquel
—¿Y que hicieron ustedes al no contestar ella?¿No insistieron, o fueron a su casa? —preguntó el comisario Calatrava.
Y acabó con eso los interrogatorios.
Cuentos, relatos y poemas sobre la vida, el amor y desamor, a Dios y al hombre. Porque dentro de nosotros hay un mundo entero de palabras, que construimos con el corazón, con el alma y es que la mayoría de las veces no las sabemos decir de viva voz, y hay que escribirlas, porque sentimos a veces tan hondo que las palabras nos quedan cortas o simplemente no sabemos como decirlo para no herir, a veces hablamos sin pensar y al escribir elaboramos más lo que queremos decir.
Cada vez se pone más interesante!!!
ResponderEliminarMuchas gracias por comentar en este pequeño rincón de mi alma 🌹 🧚♂️ 🧜♂️ 🧹 🧙♀️🕯🍂🦋🌎💐🤗😘😘
EliminarOhhh!! Que intrigada... está genial 👏😘😘☘️🍁🍂❣️🍀💖🎶🎼💐
ResponderEliminarMuchas gracias guapa por comentar en este pequeño rincón de mi alma👩🔬🥰💝🕯 🌹 🧚♂️ 🧜♂️ 🧹 🧙♀️🍂🦋🌎💐🤗😘😘
Eliminar